viernes, 7 de julio de 2017

¿Ansia de militancia?



El arte no debe estar supeditado a un discurso social, según opinión de los defensores del arte por el arte. En mi opinión el arte puede ocuparse de un problema que aqueja a una sociedad y no por ello disminuirá su valor.
“El Guernica” en el contexto de la Guerra Civil española (1936—1939) no habría sido creada sin el ataque aéreo hecho por alemanes e italianos a la población civil española en abril de 1937.
Con el tiempo, el cuadro en el que no aparece ningún avión militar, se ha convertido en un símbolo del sufrimiento del que es capaz de infligir la guerra.
Está también el caso de la exposición Abu Gharib, que el escultor colombiano Fernando Botero creó en reacción al trato vejatorio que soldados norteamericanos sometieron a presuntos terroristas iraquíes, abusos que se dieron a conocer en abril del 2004.
“Esta exposición se ha hecho en seis o siete sitios, y sigue siendo un acto de protesta mío contra un hecho que considero inaceptable como es la tortura”, me comentó Botero en entrevista en el 2006. Ese trabajo de 41 óleos y 39 dibujos, en palabras del colombiano “es el resultado de la ira: Mientras más leía sobre este asunto, más motivado me sentía a hacer algo, y durante 14 meses me dediqué exclusivamente a esto”.

Si te quiero es porque sos
Otro creador difícil de separar de su contexto social es Mario Benedetti. Buena parte de la obra de este célebre uruguayo parte de una postura militante y una crítica social. En muchas de sus obras está presente, como fondo o como elemento central, el efecto de los regímenes dictatoriales a los que fueron sometidos números países latinoamericanos.
Uruguay entre 1973 y 1985; Argentina entre 1976 y 1983 y la huella de la dictadura en Colombia entre 1953 y 1957 son algunos de los periodos que influyeron en el Cono Sur e inevitablemente habrían de tener su reflejo en el ámbito del arte.
Hay hechos que levantan ámpula, controversia y en muchos casos la percepción de abuso e impunidad. La desaparición forzada de 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa hace casi tres años provocó un revuelo que llegó incluso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Y mientras se siguen dirimiendo responsabilidades, el pasado 30 de junio se publicó la convocatoria de un certamen internacional de poesía titulado “Ayotzinapa a tres años. Poesía, verdad y justicia” (Bases en http://bit.ly/2sLYzfK).
El primer premio del concurso es un grabado original con valor de 15 mil 300 pesos del artista Francisco Toledo. El segundo y tercer lugar se harán acreedores a vales de libros con valor de 3 mil 500 y 2 mil 500 pesos respectivamente.
El participante interesado, que podrá ser de cualquier lugar del mundo, deberá escribir y enviar un poema de un máximo de dos cuartillas con el tema en cuestión.
Ayotzinapa es un tema fresco y complicado. Es una herida abierta para muchos mientras que otros desacreditan las bases de este movimiento. De todos modos la convocatoria a un certamen internacional de poesía es una prueba más de que el arte puede ser un vehículo para reflejar el dolor humano, venga o no de un régimen tan debilitado como lo es nuestra frágil democracia.

El autor es editor de sueños


   

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