domingo, 15 de mayo de 2016

La caverna


Muchos nos quedamos a la entrada de la gruta, otros avanzamos unos 20 o 30 metros, pero un poco más allá de la luz comienza lo difícil, pues uno podría resbalar o caer en una grieta y no salir jamás. Es un sitio adonde solamente se entra solo, aunque hay guías que nos dicen cómo trazar mapas y nos acompañan en un tramo. Entre más se adentra uno en ese túnel sin perder la salida, más disfruta las cosas sencillas de fuera, como el agua, el sol, la voz humana.
Pero dentro de la gruta suele haber bifurcaciones, escenarios límpidos, lagunas y uno que otro sonido bastante inquietante. Aquí no hay garantías de nada, la caverna no tiene palabra, pero si uno aprende a caminarla, nos puede regalar satisfacciones y uno que otro hallazgo arqueológico.



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