viernes, 1 de abril de 2016

Una voz popular

La cantante Selena es una muestra de la cultura popular nacida y encumbrada por un sector norteamericano pero orgulloso de sus raíces mexicanas



Hay expresiones que son rápidamente aceptadas por amplios sectores de la población debido a que éstos encuentran en esas formas expresivas un reflejo de su sentir. De cierto modo esas voces se vuelven “representantes” de una comunidad que de tanto en tanto adoptan y encumbran a quien creen que reúne aspectos dignos de ser admirados, pero que emergió de una comunidad que de ese mismo colectivo.
El concepto de cultura popular se refiere principalmente a esas expresiones folclóricas que surgen de las clases populares y que reflejan sistemas de creencias y valores colectivos y que pueden o no llegar a salir de su geografía de nacimiento.
Entre las expresiones de cultura popular podemos encontrar la lucha libre, los inicios del rock, los cómics y el grafitti. Entre todas ellas, la música es una de las de mayor influencia debido a su accesibilidad, a las emociones que remueve y a la “duradera” impresión mental que produce en el receptor.
En México, uno de los ritmos musicales de mayor aceptación de las últimas cinco décadas es la cumbia, especialmente en las clases populares o sencillamente en quienes ven un símbolo de identidad en ese ritmo. A principios de los noventa, Selena Quintanilla, una chica nacida en el poblado costero de Lake Jackson, en Texas en 1971, pero criada desde toda la vida en la ciudad texana de Corpus Christi, Estados Unidos comenzó a sonar en la región. Sus padres habían emigrado de México en la década de los cincuenta y se establecieron en Lake Jackson, para trasladarse luego a Corpus a finales de los ochenta. Tuvo una carrera breve pero frenética. Selena fue asesinada el 31 de marzo de 1995 en un momento de mucho auge. En una época en la que no existían las redes sociales, ganó un premio Grammy en 1994 al mejor disco, 10 premios de 12 nominaciones del premio Lo Nuestro y en números generales obtuvo 66 premios de 83 nominaciones.
Su éxito comercial fue evidente, también fue cierto que Selena (pronunciado “Selina” por sus seguidores) brotó de una cultura popular para estar cada vez más cerca de los reflectores comerciales.
Al menos eso opina Luis Alfonso Gutiérrez, quien creció en Monterrey y que en más de una ocasión presenció una baile de Selena en su ciudad natal.
“Para mí fue como todo lo bueno, se vuelve comercial y pierde su encanto”, explica, “en su momento su carisma vino a terminar de ubicar este género (el Tex-Mex), como toda una época, después la quisieron volver estrella de Televisa y ahí ya no fue lo mismo. Aquí (en Monterrey) tuvo mucho impulso; me tocó verla en el Far West y en el Rodeo de Media Noche”.
Para Miguel Angel Arritola, periodista de espectáculos por más de 25 años, Selena es un fenómeno que no ha podido ser remplazado: “Sigue siendo una súper estrella porque aun ahora no hay quién ocupe su lugar. De  hecho, con ella murió el género Tex Mex”. El periodista, quien la entrevistó en dos ocasiones, la describe así: “Todo mundo recuerda su forma de vestir. Su figura sensual... su peculiar manera de atender a sus fans. Ella marcó un lazo muy importante con sus admiradores. Era muy terrenal pero a la vez inalcanzable, manejaba mucho y sin querer, ese aire de ‘diva’ que hoy nadie tiene...”.
Para otros no hace falta haber vivido en aquella época para apreciar su carisma y su energía. Como es el caso de la cantante Ilse McCarthy, de 22 años, quien ha incluido algunas piezas en su circuito de presentaciones tanto en Ensenada como en la región: “Me encanta la naturalidad con la que cantaba, como si estuviera en una reunión familiar y no frente a miles de personas, me gusta esa intimidad, como si casi pudiera ser ella o más bien, cantar con ella. Me gusta esa energía natural. Se lo admiro y me gustaría poder transmitirlo al yo estar en el escenario”.
Selena Quintanilla Pérez probablemente seguirá siendo parte de la cultura popular de nuestro país, o quizá más precisamente, de los mexicoamericanos que gustan de bailar y recordar la mezcla de sus raíces que se tejen tanto como los géneros que escuchan.


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