martes, 22 de marzo de 2016

Reseña de "De lunes a diciembre"



Por Eligio Coronado

Relatos de algunos naufragios amorosos pululan en las páginas ya tranquilas de esta variado textuario (De lunes a diciembre*) de Gerardo Ortega. Este título, ya empleado por el autor (como si fuera mantra) en un poemario de 1995, reúne cuentos, poemas, canciones, cartas y hasta instructivos que desembocan en el recuerdo de ciertas relaciones pasadas (y de otras que no lo fueron) y en su baldío emocional actual.

Por su balance sentimental deambulan esposas (“Cuando mi mujer”), ex–esposas (“Sin rastro del nosotros”), ex-novias (“Un soltero reciclado”) y otras chicas envueltas en el deseo (“Elizabeth”, “Carta a Poncho”, “Tu brazo roza el mío”, “Me gustaba Julieta”, “Juan es muy obvio”, Chi Mai sweet angel”, “Sed de tiempo”, “Soliloquio”, “Canción” y “Sombra”).
 
El estilo de Gerardo (Monterrey, N.L., 1972) es ágil y su tono es moderado, sin aspavientos o dramatismos. Las buenas lecturas han madurado su expresión: “No sabe el cielo de este asombro intermitente” (p. 16), “Los encuentros efímeros / producen mundos efímeros” (p. 44), “Habito en el espacio de la llama ausente” (p. 36).

A causa de sus desencuentros románticos, una ligera sombra de pesar se hace evidente en el autor: “me enseñó que a la larga es mejor perderla por sincero que ganarla por estafador” (p. 55-56), “Nos reímos con sorna de los nuevos matrimonios, aunque en el fondo envidiamos la ilusión que hace mucho perdimos” (p. 20), “Yo la vi para siempre y no fui para decirle mi nombre” (p. 31).

“Fe suicida la de amar” (p. 28) nos advierte Gerardo, como previniendo a todos, aunque ya sabe que nadie escuchará, ni siquiera él mismo: “Si no te sigo, me huyo / si no te siento, me parto / si no te elijo, me sueño / si no te hablo, me invado” (p. 49).

Pero es la persistente volcadura hacia el recuerdo la que genera toda esta sensación de soledad: “El recuerdo en nuestras vidas es una estatua / de bronce que está en ruinas” (p. 17), “Esta ciudad metálica / no se apropió de los recuerdos” (p. 42), “vuelve aquí el mismo fantasma de los / lunes, / lleno de flores ya marchitas en sus brazos” (p. 22).

¿Cuántos naufragios harán falta para que el corazón se hunda y la razón se desquicie? ¿Resolverá ese enigma la literatura o son insuficientes las palabras? ¿Alguna vez aprenderemos del pasado?

Gerardo Ortega. De lunes a diciembre. Monterrey, N.L.: Edit. Diáfora / UANL, 2009. 62 pp. (Serie Atajos, 4.)

 Publicada en Quince Diario: http://www.15diario.com/15diario/10/10/101013/13coronado.html
13 de octubre del 2010.


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