martes, 8 de marzo de 2016

Enemigos del silencio

Del periódico Tantita Madre, de la sección, Hazme más ruido por favor.

De acuerdo con una teoría al parecer nada científica de mi amiga Paola Gericke, pero en la que a mí me gusta creer, en la edad adulta el oído pierde por completo una especie de filtro que impide que los sonidos lleguen en toda su intensidad, filtro que al parecer los adolescentes y muy jóvenes aún tienen. Lo que explicaría, según esta tesis, que ellos pueden recibir más decibeles por minuto sin alterar su metabolismo ni perjudicar su sistema nevioso central. Al parecer su alergia al silencio los hace más generosos con el prójimo a la hora de compartir la producción de sonidos, claxonazos, gritos, ruidos, estruendos, música al más alto volumen... el objetivo es impedir cualquier situación que le dé cabida al silencio. 

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