jueves, 17 de marzo de 2016

El indio Pedro José se entrega en San Cristóbal de los Hualahuises, 1794

Sierra de Arteaga. Imagen tomada del sitio de Homero Adame.

“Así murió el gualagüis
cual pantera encadenada
añorando tristemente
sus ataques a mansalva”
Pablo Salce Arredondo
El cielo triste de enero
Adormece a la cueva con su luz


Pedro José baja
Con los ojos abiertos,
Atrás deja la Sierra Colorada
Y sus victorias junto al fuego
Sus huesos de rama verde
Van perdiendo la sabia,
Voluntad de sus ancestros;
Sus brazos de mezquite
Que serpentean por el hurto y el combate
No son ya las flechas de su audacia.
El yugo es un pozo de culpa,
Un rastro de vergüenza
Dejado por el blanco.

Apresado
Pedro José vive despierto;
no probará el sueño
y diez días después
volverá a su cueva en forma de nube.


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