martes, 15 de marzo de 2016

Carta a Amelia Earhart


Me pregunto por qué quisiste volar,
alzarte a platicar en silencio con el viento.
Sobre el océano no hay más respuestas que el horizonte.
De niña subías hasta la copa de los árboles
y escuchabas el murmullo de los ángeles.
¿Sería por eso, Amelia, que decidiste
que el aire corriera tras de ti sin alcanzarte?
Hoy quiero tocar tu corazón un momento antes de romperse contra las olas.
Hoy que hablo contigo y que no puedes responderme
sólo evoco el motor que te hacía respirar,
las alas que nunca dejaste
y el hervor de tu sangre
al decirle adiós a tierra firme.
Bendito el día que quisiste rodear al mundo por la cintura
porque de ahí en adelante
fuiste libre para siempre.

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