domingo, 14 de febrero de 2016

Un tipo desequilibrado

Esta regla casi siempre se cumple:
Hogareño de niño, callejero de grande.
Callejero de chico, hogareño de grande.

Llámenme desequilibrado, pero como yo de niño no salí nunca de casa, hoy me gusta la calle, o mejor dicho, estar fuera de casa. Especialmente me gusta pasar tiempo en el trabajo.

Algunos compañeros, y sobre todo compañeras, actúan de manera bastante más sensata que yo. Me da la impresión que buscan estar el menor tiempo posible, como si la consigna fuera cronometrar y penalizar cada minuto que no están en su casa, algo así. Yo no.

Yo puedo quedarme el tiempo que se requiera: aquí tengo lo necesario: audífonos grandes, café e internet. Además el trabajo me gusta mucho e implica leer cosas distintas en cada jornada. Ah, y una vez al día hay unas juntas muy divertidas que duran entre 20 y 30 minutos; son reuniones que tal parece que soy el único que las goza. Tal vez es el único espacio del día en el que tengo contacto frente a frente con adultos.

Me gusta el silencio y la soledad de la casa, pero me la paso muy a todo dar en el trabajo.

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