lunes, 1 de febrero de 2016

Monterrey, nuestro centro

Un día un maestro de la facultad puso un ejemplo hipótetico para explicar la forma en que las personas nos ligamos a nuestras raíces, a nuestra tierra.
Dijo mi maestro que si una bomba arrasara con toda civilización de tal forma que no quedara piedra sobre piedra, uno como sobreviviente de manera instintiva buscaría, caminando la distancia que fuese necesaria, hasta llegar al sitio en el que alguna vez estuvo nuestra casa, o mejor dicho, nuestra casa de crianza.
Es en ese lugar en donde está nuestra raíz, nuestro centro. Ese sitio se vuelve punto de referencia de nuestra existencia.
Una idea de esto me viene a la cabeza cada vez que escucho en video algún grupo originario de mi tierra. Ellos, cuando piden las porras y aplausos del público dicen "que se escuchen bien fuerte". Luego gritan: "¡que se escuche hasta Monterrey!"
A mil o dos mil kilómetros, ése es nuestra referencia, de donde un hilo invisible nos une y como el sedal de pescar, nos regresa al agua de nuestros antecesores.

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