martes, 9 de febrero de 2016

Ese Jaime Rodríguez Calderón es un grosero

Se podría esperar del arzobispo Rogelio Cabrera, o de los directivos del Liceo de Monterrey, o de todos aquellos grupos que se sientan ofendidos con la bola de palabrotas tan feas y horribles que pronuncia el licenciado Rodríguez Calderón, gobernador de Nuevo León. Podría esperar de cualquier otro ese llamado a la buena educación en el decir, pero no de la bancada del Partido Revolucionario Institucional, con su iniciativa de sancionar el hecho de que un funcionario público diga groserías. Me acordé de aquel delicado ademán, sólo comparable a una piadosa genuflexión, que nos regaló en marzo de 1995 don Humberto Roque Villanueva, destacado priista luego de celebrar a dos manos el aumento del 10 al 15 por ciento en el IVA en la cámara de diputados. Ademán mejor conocido como la "Roqueseñal". Ah, pero las groserías son otras, son las de Jaime Rodríguez. Al menos no se están rasgando las vestiduras como Humberto Moreira quien reclama que han manchado su honor.

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