domingo, 10 de enero de 2016

Un poeta aquí y en China.


Escritores y viajeros



En Jianshuan, septiembre del 2015.


Margarito Cuéllar es uno de esos escritores que ha podido constatar, con sus propios ojos tradiciones y costumbres de diversos países.  

Margarito me pidió que lo ayudara a manejar para hacer unas compras navideñas en Laredo, Texas, a 220 kilómetros al norte de Monterrey. En su Neón azul por la pista de cuota, un ave se levanta lentamente desde el ancho camellón y no alcanza a cruzar cuando el parabrisas la golpea a 150 kilómetros por hora. Aprieto los dientes y el volante y me hago uno con el automóvil, que no deberá moverse de su trayectoria. Ninguno de los dos dice nada.
Con Ramón Díaz, Ju Yiang y Sun.
Eso fue en el año 2008 y ahora recordamos por teléfono ese trayecto, no habíamos hablado nunca de esa anécdota de viaje, él en Monterrey a 2 mil kilómetros de distancia y siete años después, incluso fue antes que se le presentara un imprevisto más agresivo en su camino: el del cáncer, un ave negra que lo tuvo un año en tratamiento. Le pregunto si la enfermedad no es un viaje. Él está de acuerdo con la metáfora.






En la firma de libros, el día de la conferencia, en China.







Lo piensa un momento y me explica: “La enfermedad es un viaje a tu estado de salud, —me dice por teléfono, de forma pausada— es una forma de rendirte cuentas a ti mismo y revisar qué está pasando en tus ciudades y en tus calles que componen tu organismo. Finalmente es una forma de enfrentarte a paisajes muy luminosos y a paisajes muy oscuros. Y es una forma también de reconocer tu propio terreno, y tu propio cielo de alguna manera. Sí me parece que la enfermedad es una metáfora de las posibilidades de la vida”.
Eso pasó en el 2011. No sólo venció a la enfermedad sino que continúa viajando a la más leve provocación. 


EL VIAJE A CHINA

Más de 15 veces a Colombia, también a Ecuador, España, Alemania y en septiembre pasado fue invitado a China, al International Literature Festival, en la ciudad de Kunming, organizado por la Universidad Normal de Yunnan.



En realidad este era su auto.
La mayoría del público eran estudiantes. Cada actividad duraba dos horas, incluyendo la traducción cuando era el caso. Yo leí mis poemas, previamente traducidos al chino y leí una ponencia de media hora titulada ‘Por qué escribo’”.
En un templo de Lao Tse.
Aunque nació en San Luis Potosí en 1956, vive en Monterrey desde los 16, edad en la que empezó a escribir. Su primer libro lo publicó a los 26, en 1982; de entonces a la fecha ha obtenido dos premios nacionales y el Premio Internacional de Poesía de Radio Francia Internacional en el 2003. Sus antologías, como la de Vientos del siglo. Poetas mexicanos 1950-1982, que le publicó la UNAM y la UANL y que coordinó es uno de los recuentos más serios sobre el quehacer poético de nuestro país.

Para el poeta y editor los diarios de viaje son herramientas de la memoria. Tengo un diario de Madrid —me cuenta al teléfono— tengo un diario de Guadalajara, tengo un diario de China, el único viaje en el que no hice diario fue a Alemania. Me deslumbró tanto el orden, tanta perfección que me quedé sólo con esa visión en la memoria; es un diario de la memoria que no escribí.


En el centro de Kunming.
Me cuenta su experiencia más reciente en el país asiático: Anteriormente había enfocado mis baterías hacia América Latina, sobre todo a Colombia y Ecuador. Había estado en Alemania y España. Visitar China era algo que no tenía previsto. Te puedo decir que fue una experiencia fabulosa en todos los sentidos. Principalmente me permitió establecer lazos culturales con un país cuya lengua desconozco y que tiene muy poco conocimiento de la literatura de nuestros países. Conocen a Rulfo, a Paz, a Neruda, a Nicanor Parra, pero muy poco de lo que se hace ahora en este continente.






DIARIOS DE VIAJE

En Monterrey son dos horas más tarde y la charla no se vive igual con esas 
Celebración del medio Otoño. 
diferencias, con otras rutinas. Ahora le pregunto de qué forma mide los viajes. ¿Por kilómetros?¿Por ciudades?¿Por poemas? Los mido por todo, me contesta. El viaje es una acumulación que te da oportunidad. El viaje real es la posibilidad de entrar a una serie de viajes internos. La formas de medirlos, varía, a veces se miden en textos, a veces en diarios de viaje, a veces en paisajes, a veces en colores y a veces en horas. Finalmente el resultado de todo eso es experiencia y que por más que tratas de reproducirla en el arte, es una experiencia que sólo tú viviste, y lo que hay son intentos de transmitir esa experiencia a través de una serie de puentes como es la palabra, pero todo eso son intentos. Nada más.
Por ahora la autopista está despejada. Margarito está preparando tres libros más, que se sumarán a los más de 20 que lleva hasta el momento, producto de sus diarios de viaje.




Con Sun Xingtian, el día de mi conferencia.

Descendiendo del tren.







En el centro de Kunming.






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Te agradezco el tiempo que te tomas para dejar un comentario. Mi correo es yadivia@hotmail.com