Creo que no está de más ser conscientes que
nuestros actos y palabras están, como deben, sujetos a una ética, a una moral, que para mí es sinónimo de límites. Sin problema con eso.
Sólo que nuestros pensamientos no juegan y qué bueno, con esas reglas, Por fortuna a nuestros pensamientos no los rige ninguna clase de moral.
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