domingo, 20 de septiembre de 2015

Obsesiones

Tengo un buen amigo que cada que nos vemos, quizá cada año o algo así, sale a relucir aquella ingrata mujer que lo bateó. Se trata de una que nunca le hizo caso a pesar de que él insistió por mucho tiempo. Muchos años.
No estoy yo para decir que ella le dio alas, o alas a medias. —"Estuviste cerca", me dice que le dijo ella un día.
La pregunta que yo me hago es ¿por cuánto tiempo uno puede estar enganchado al pasado? A algo "que pudo haber sido y no fue".
Ahora pienso así, pero no siempre lo puse en práctica. Me costó trabajo. Tengo que reconocer que recibí ayuda y que al principio uno no lo dice pero no lo hace, porque no está convencido.
Volviendo a mi amigo, creo que han pasado unos 26 o 27 años desde que conoció a Margarita, que así se llamaba aquella infausta mujer, ahora casada con un extranjero supuestamente de mucha lana. Aún la recuerda y aún cree que él le habría hecho muy feliz tanto como ella a él.
Hoy, que ya no pienso así, pero que durante años fui como mi querido amigo, veo las cosas con otra perspectiva.

Por ejemplo, cuando el pretendiente insiste e insiste, y la mujer en cuestión se hace mucho del rogar. No sé, me da tristeza o lástima que se emplee tanto tiempo en una causa que quién sabe, son obsesiones que consumen tiempo y eneregía. Y uno creo que ya no está para eso. La vida es otra cosa, no estar gastándola así.

Qué bien se siente uno cuando aprende a soltar, a ver que lo que uno es capaz de entregar es tan valioso como lo que uno podría y merece recibir, no menos, y que a fuerza ni los zapatos.

Conociéndome, un día volveré a tener pareja y probablemente a hacer vida en común. Me agrada mucho vivir en pareja como lo viví en el pasado no lejano, pero a veces pienso también en la posibilidad de vivir cada uno en su casa. No estaría mal.

Pero ya me desvié del tema. Hablaba de la inútilidad de ciertas obsesiones, que nadie nos obliga a ello ni nos promete nada, y sin embargo ahí estamos. Hoy, a mis cuarenta y pico, entiendo, entiendo más. No llevo prisa pero tampoco quiero perder mi tiempo. Cada vez actúo con mayor claridad y mis expectativas son más realistas, principalmente porque hago dependerlas directamente de mí, y trato en lo posible de que no dependan mucho de los demás.

De los demás espero cada vez menos y me gusta eso. Lo que tengo que hacer yo sí es bastante y es para hoy. Así que mientras uno se enfoca en su propia vida y se aplica a ella, las obsesiones tienden a ser fantasmas completamente inútiles.

Dejemos las obsesiones solamente para la literatura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Te agradezco el tiempo que te tomas para dejar un comentario. Mi correo es yadivia@hotmail.com