sábado, 8 de agosto de 2015

Sin Dios, sin militancia y sin futbol

No soy un hombre religioso, lo cual no significa que niegue la existencia de una dimensión espiritual a la que eventualmente aspire.

Y teniendo yo tan pobres bases —sin Dios, sin militancia y sin futbol— hay días en que pienso que el camino que le puedo señalar a mis hijos es bastante básico, elemental, insuficiente acaso.

Desde hace años, por instancias de su madre, ellos participan dentro de la Iglesia mormona, lo que a mí no me parece mal. En la ruta del espíritu alguna lucesita se mantendrá.

Volviendo al tema de los hijos, decía que no sé que luz les estaré dando, supongo que trabajo con las uñas de mi ejemplo, con algo de presencia y muchos besos que ya el mayor rechaza con fastidio.


I
Conozco un caso sin remedio
porque no alimenta esperanza ya ninguna:
Le digo que sin Dios, sin militancia y sin futbol
—como es su triste condición—
su existencia es como un rumor
que desaparece entre la bruma.



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