jueves, 20 de agosto de 2015

Promoción de la lectura

Percibo cierta ingenuidad en quienes promueven la lectura como una actividad académica/curricular desde dentro de una institución. Me refiero a los casos en que es un requisito que hay que cumplir. Lo que no les queda claro es que volverlos apasionados de la lectura —suponiendo que esto ocurra— puede arrojar al alumno a otros lugares no planeados, —y algunos, pero no todos esos sitios, afines a una mirada institucional. La lectura tiene que ver con el gusto y con la imaginación, y ya dándole "el golpe" al libro —para usar una expresión del Daniel— ¿cómo lo controlas?¿cómo diriges la imaginación de una joven, de un muchacho? Promover la lectura es una actividad digamos que "políticamente correcta", pero no es una acción muy "profiláctica" para la sociedad que digamos. Es entrar a una gruta desconocida, desprenderse del grupo y finalmente encontrarse a sí mismo, como un individuo frente al mundo. La imaginación amplía muchos panoramas ¿Y realmente eso se desea cuando una institución promueve la lectura? No estoy seguro.

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