lunes, 25 de mayo de 2015

Discursos

La validez (aceptación como válido) de un argumento en la vida diaria está sujeta en 90 por ciento al lugar que ocupa (que ocupa en nosotros, para términos prácticos) la persona que lo emite. En otras palabras, en gran parte de nuestro entorno, quién lo dice es más importante que lo que dice. Incluso si tiene poco o mucho sentido lo que dice. En el mejor de los casos, primero es la creencia y después la confirmación.

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