martes, 24 de marzo de 2015

El arte de la guerra

Cuando en una organización se requiere instalar una ampliación de una red eléctrica se le pide al proveedor que esté capacitado y se le valora, pues la labor es delicada. Sin embargo, se requiere igual o más observación, sensiblidad y un enorme cuidado al valorar las aportaciones de las personas que trabajan dentro. Porque una persona puede ser y hacer la diferencia, pero no sabemos de antemano quién. O sí lo sabemos, pero nos hacemos pendejos por motivos extralaborales. También estoy convencido de que la mayoría de las personas puede aportar un 20 ó 50 por ciento más de esfuerzo si se siente valorada y sus inciativas son por lo menos escuchadas con suma atención y tomadas en cuenta. Para respetar el tiempo y el trabajo de los demás no se estudia. Para cualquier carrera sí, pero para respetar no. Eso ya se tiene o no se tiene.
También dos personas que ganan lo mismo en un puesto similar parece que aportan lo mismo, pero aportan cosas diferentes, aunque cumplan con sus tareas tienen enfoques diferentes, un sello distinto, expectativas y concepciones del trabajo distintas.
Quien hace un recorte de personal con base sólo en los "números" y no conoce bien a su gente, y no tiene un plan de mejora a futuro está tejiendo con manos muy firmes la soga con la que se va ahorcar.

(Reflexiones a partir de El arte de la guerra, de Sun Tzu y pensando en batallas, generales, líneas de mando, provisiones, descansos y castigos)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Te agradezco el tiempo que te tomas para dejar un comentario. Mi correo es yadivia@hotmail.com