martes, 6 de enero de 2015

Historia antigua y una profesión que tiende a desaparecer

No sólo trabajo para los historiadores e investigadores al desempeñarme como editor en un periódico impreso, un puesto que tiende a desaparecer tal como lo conocemos hasta hoy (ni siquiera en las escuelas de Comunicación preparan ya para las labores dentro de un periódico). No sólo eso, sino que no conforme, les regalé a mis hijos una suscripción del periódico. La verdad no sé qué tanto lo van a leer, pero estoy seguro que lo van a recordar (como una broma, una curiosidad, un detalle, una lectura, un gusto, un fastidio de su papá), pero quiero que lo tengan. Es algo muy parecido a lo que me pasó en los primeros años de la década de los 80, cuando al pasar por las calles 5 de mayo, Escobedo, Juan Ignacio Ramón, mi papá me decía, mira, hay que tomar fotos de todo esto porque va a desaparecer (la controvertida Macroplaza se inauguró en 1984, para lo que se derribaron decenas de manzanas del centro y en su lugar quedó una de las plazas más grandes del mundo). La verdad no entendía de qué hablaba y a veces me fastidiaba un poco. Pero ese Monterrey ya no existe más que en mi memoria, en nuestra memoria ("Me acuerdo, no me acuerdo ¿qué año era aquel?").
Así ahora, nada comparable a leer un periódico en papel (¿verdad, Daniel?).
 ¿Lo podrán entender las nuevas generaciones? Yo creo que pocos.No sé. Por eso va la suscripción.

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