viernes, 30 de enero de 2015

Dar y pedir

Dar y pedir. Suenan a las dos caras de la misma moneda, pero yo creo que no es la misma moneda. Dar mantiene un halo de bondad, generosidad, y es muy bueno ser generoso, caritativo, compartido.
Pedir, en cambio, es algo más complicado. Dar es una elección mucho más libre que pedir. Pedir, es un acto más arriesgado, incluso incómodo, La gente vulnerable pide, El menesteroso pide. Alguien ante una urgencia pide.
No se me malentienda; no hablo de la carga en la que se puede convertir una persona que constantemente pide (atención, dinero o favores), no, sino lo que estoy señalando es ese elemental, básico y profundo acto humano que es el pedir, y que además abre la puerta para que dos personas, cara a cara, de manera fortuita, aleatoria, voluntaria (y a veces hasta alegre), hagan conexión.

sábado, 24 de enero de 2015

Este era un señor que tenía cinco perros

Fui a la casa de un señor que vivía solo.
Mientras platicábamos, en la sala se escuchaban molestos ladridos.
Son mis cinco perros, me dijo.
Agregó también que, curiosamente, los tres más bravos casi nunca ladraban.
Le pregunté por el nombre de sus animales.

—Se llaman poder, prestigio, dinero, sexo y amor.

Y no los vendo, los intercambio temporalmente por otros de vez en cuando.







miércoles, 21 de enero de 2015

Bailar, para mí

Bailar no es para mí el seguimiento mecánico y calculado de un ritmo o de una melodía.

La gente cree que se baila con el cuerpo, y eso es una verdad a medias. Así como el oleaje puede originarse bajo la superficie del mar, así la voluntad de bailar aparece en el cerebro y dentro del pecho, no en los movimientos pretendidamente exactos y acordes con la música.

El cuerpo ejecuta esa intención, y lo puede hacer bien o mal, pero cuando esa intención es superficial, se nota; es una ejecución fría, calculada, sin alma.


lunes, 19 de enero de 2015

Altos estudios


Tengo una amiga a quien llamaré Julia que nació con una malformación en la quijada y en el paladar. Cuando yo la conocí el rastro era poco notorio porque había pasado por muchos quirófanos. Las intervenciones la habían obligado a estar, en suma, sus años de adolescencia en cama, la suya o la del hospital, daba lo mismo.
En esos años se aficionó a la lectura; estoy seguro que muchas horas en soledad y su propios dolores le acomodaron el espíritu para oler de lejos el sufrimiento ajeno.
Algunos pocos años hace que no la veo ni sé de ella, pero en los tiempos más recientes de nuestra amistad supe que estudiaba Gerontología, que es la disciplina que atiende a los ancianos, sus necesidades y cuidados.
Esta parte de la vida de Julia me hace pensar que hay numerosas biografías que la vida dinamitó, mutiló y también les cicatrizó al final su trayecto para luego dejarles la proa apuntando hacia una visión, una profesión, un camino. Un destino involuntario, pero al fin un norte.

A Miguel le pasó lo mismo que a Julia, sólo que a él con el deseo.
Ahora él se dedica a la absurda idea de estudiar el deseo.

A diferencia de Julia, él sin escuela;
pero al igual que ella

sin futuro
y sin esperanza



miércoles, 14 de enero de 2015

La música

La música es emocionalmente la creación humana más poderosa porque funde los recuerdos. Los enmica y los confunde con las sensaciones de una época, de un momento, de una etapa de nuestra vida.

El poder evocador de la música sólo es comparable con el  de un perfume, porque más que la vista, el oído y el olfato pueden lanzarnos a otra época.

Especialmente si se trata de una época ya perdida para siempre.

La música puede removernos nuestro ser más profundo y recordarnos el que fuimos hace mucho tiempo.

Y de todas las épocas, la de la infancia es la más indeleble, la más profunda, la más poderosa.

¿Por qué? Porque está en el antepasado de nuestra racionalidad, porque se instaló para siempre en nuestra sangre y al volver a ella, a esos recuerdos, volvemos a ser los que antes fuimos.

En algún sentido, aquella música nos enfrenta de manera irracional a lo que antes fuimos y ya no somos.

jueves, 8 de enero de 2015

El bien de los no religiosos

Las personas no religiosas pero con una muy clara conciencia de bien y de justicia, me parecen también muy atractivas moralmente, no por su conciencia del bien y de la justicia, sino porque pienso que llegaron a ella por un camino más angosto, menos transitado, y muchas veces nadando en contra de la corriente.

martes, 6 de enero de 2015

Historia antigua y una profesión que tiende a desaparecer

No sólo trabajo para los historiadores e investigadores al desempeñarme como editor en un periódico impreso, un puesto que tiende a desaparecer tal como lo conocemos hasta hoy (ni siquiera en las escuelas de Comunicación preparan ya para las labores dentro de un periódico). No sólo eso, sino que no conforme, les regalé a mis hijos una suscripción del periódico. La verdad no sé qué tanto lo van a leer, pero estoy seguro que lo van a recordar (como una broma, una curiosidad, un detalle, una lectura, un gusto, un fastidio de su papá), pero quiero que lo tengan. Es algo muy parecido a lo que me pasó en los primeros años de la década de los 80, cuando al pasar por las calles 5 de mayo, Escobedo, Juan Ignacio Ramón, mi papá me decía, mira, hay que tomar fotos de todo esto porque va a desaparecer (la controvertida Macroplaza se inauguró en 1984, para lo que se derribaron decenas de manzanas del centro y en su lugar quedó una de las plazas más grandes del mundo). La verdad no entendía de qué hablaba y a veces me fastidiaba un poco. Pero ese Monterrey ya no existe más que en mi memoria, en nuestra memoria ("Me acuerdo, no me acuerdo ¿qué año era aquel?").
Así ahora, nada comparable a leer un periódico en papel (¿verdad, Daniel?).
 ¿Lo podrán entender las nuevas generaciones? Yo creo que pocos.No sé. Por eso va la suscripción.

lunes, 5 de enero de 2015

Las mascotas

A los perros se les quiere como a hijos. Un tema, claro, de humanos; las mascotas no tienen nada que ver.

sábado, 3 de enero de 2015

La errata

Pasa uno, pasan dos, y luego pasan tres soldados de la Guardia Pretoriana, y la errata se agazapa tras la sombra de una columna. Respira en silencio, a veces se oculta por semanas, y cuando las fiestas han terminado, de su túnica negra extrae una sica que hunde en el asesor ante la vista de todos.

jueves, 1 de enero de 2015

La ética y el enemigo interior

"La necesidad de creer es la falla humana fundamental", fuera de eso lo real es lo que podemos, mucho o poco, lograr con nuestro esfuerzo y voluntad; el bien que podemos hacer a los demás (o bien la pestilencia con la que salpicamos a otros de nuestra podredumbre perfumada).
Entre lo "animal" y lo "divino", hay más escalas que tonos en un Pantone elevados al cubo, y con esos tonos está pintada la vida, la bella y breve vida, la sabia vida que nos enseña a golpes y de vez en cuando nos besa en la boca cuando estamos más desprevenidos.
En esta belleza de vida existe un conflicto que siempre nos está poniendo a prueba, casi siempre a un volumen bajo, casi inaudible, para hacernos creer que no hay nada de qué preocuparse, para dejarnos vivir la vida tranquilos y no nos percatemos de que cada uno de nosotros puede ser su adversario más cabrón, su oponente más culero, su enemigo mejor camuflajeado.
Dentro de esta belleza de vida abundan las encrucijadas, la tensión entre las aspiraciones (¿todo es vanidad?), la satisfacción profunda del deber cumplido, el llamado de los impulsos y pasiones lejanas muy bajitas al oído, el goce de estar cerca de los seres amados y la certeza de que no lo estarán siempre.

Creo que todo conflicto humano es necesariamente un asunto ético o no es conflicto en absoluto, y todo eso está dentro de uno mismo, de ninguna manera allá afuera.