miércoles, 1 de octubre de 2014

¡Prohibido dar de comer a los humanos!

Los escritores suelen tener una mirada aguda sobre la realidad, acostumbran analizan el entorno o recrearlo parcialmente y reelaborarlo con su imaginación.

Constantemente, en especial los narradores, proponen en su texto una serie de hechos para ser reproducidos por el lector, en un proceso comunicativo que sólo se completa, se activa y se actualiza al momento de la recepción, es decir, de la lectura.

Ramiro Padilla, en su reciente libro Cuentos de la Zoociedad, ha elegido el relato para contarnos unas historias en apariencia inocentes, pero que tienen la virtud de poderse leer de varias maneras. Y por lo tanto no son tan inocentes.

La fábula es una composición literaria breve en la que los personajes son animales o cosas que casi siempre presentan características humanas como hablar.

Dice Helena Beristáin que “se trata de un género didáctico mediante el cual suele hacerse crítica de las costumbres y de los vicios locales o nacionales, pero también de las características universales de la naturaleza humana en general”.

Las 12 historias que componen este libro están protagonizados por animales. Serían fábulas si en ellos aparecieran solamente animales, y serían otro género, el llamado apólogo, si en ellos sólo hubiera seres humanos, pero el tipo de narración es un híbrido entre ambos, aunque de todas formas, como en las fábulas y apólogos, estos relatos conservan una mirada crítica acerca de una sociedad o comunidad en su conjunto.

No acaban con una moraleja, como suelen terminar las fábulas, pero sí vemos que en la mirada de Ramiro Padilla hay una mirada dura, inquisitiva, barnizada además con el humor negro que nos tiene acostumbrado en otros de sus libros.

En mi opinión, la parte medular, el leit motiv de estas historias son los animales desnudando a los humanos. Esto se realiza de dos maneras.En primer lugar, estos seres supuestamente “inferiores” despojan a las personas del glamour que da un pretendida racionalidad, una presumible civilización, y los pone tal cual son, es decir, víctimas de las bajas pasiones, como la venganza y la envidia.

De una segunda manera, y me parece a mí que de forma más amplia, los animales adoptan actitudes humanas. Este recurso que en literatura de llama prosopopeya, permite al lector observar algo familiar, algo ya conocido en un afán de venganza, en un sentido de justicia o en un deseo de libertad, así sea expresado a través de un canario, un perro o un caballo.

En mi opinión, la virtud principal del libro de Ramiro es cuestionarnos de una manera amena el conflicto de las pasiones humanas. Si un conflicto humano necesariamente es un conflicto ético, entonces podemos ver reflejadas en estas historias algo cotidiano en que pensar, pero también una lectura entretenida al estilo de las mejores fábulas clásicas.

Los invito para que conozcan este libro y confirmen en Ramiro a un escritor orgullosamente ensenadense, que lo mismo escribe ensayo, cuento, novela, artículos.

Conozcan pues este zoológico donde nos asomaremos, y donde sólo falta un letrero que diga: “Prohibido darle de comer a los humanos”.


(Presentación del libro Cuentos de la Zoociedad, de Ramiro Padilla, leído el sábado 20 de septiembre en el marco del Librofest 2014 en Ensenada, B. C.)

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