jueves, 4 de septiembre de 2014

Obituarios intempestivos: Una resistencia moral y vital

Un escritor existencialista, Premio Nobel de Literatura que muere en un accidente de automóvil; una periodista rusa que es asesinada presuntamente por el régimen del presidente Putin, y un cantautor argentino que cae ante la equivocación de la metralla.
En los tres casos una muerte violenta y a destiempo; una muerte inoportuna como lo son casi todas. En eso se parecen. Pero esto es superficial. ¿Qué otro aspecto tienen en común?
La noción de resistencia. Una idea que queda insinuada apenas bajo las estampas de los personajes, gente de carne y hueso que profesan una profunda y concienzuda rebeldía. Sin embargo, en este libro no se hace un recuento de sus aportaciones literarias o artísticas, sino que se hace un homenaje a su solvencia moral a partir de rasgos biográficos. Hay mucho de resistencia en el ser ético.
En Obituario intempestivos no se encontrará la cita erudita de Albert Camus sobre el existencialismo, ni un resumen de las motivaciones históricas de la periodista Anna Politkóvkaya, ni un recuento discográfico de Facundo Cabral.
En cambio los tres tienen una profunda conciencia del peso de las palabras y del pensamiento, pues ejercen un oficio que impacta en la conciencia pública. En el caso de Camus, el lector coteje con el presente las palabras del argelino dedicadas a su profesor de primaria, Louis Germani, y que dijera en la ceremonia de Estocolmo al ser galardonado:

“Cada generación, sin duda, se cree destinada a rehacer el mundo. La mía lo sabe, sin embargo, que no lo rehará. Pero su tarea quizá sea aún más grande. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrompida, en la que se mezclan las revoluciones frustradas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos y las ideologías extenuadas; cuando poderes mediocres pueden destruirlo todo, pero ya no saben convencer; cuando la inteligencia se ha rebajado hasta convertirse en criada del odio y la opresión, esta generación ha tenido, en sí misma y alrededor de sí misma, que restaurar, a partir de sus negaciones, un poco de lo que hace digno el vivir y el morir.”
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Óbito es una palabra “culta” para referirse al fallecimiento de alguien; el obituario sería algo así como una lista de defunciones y en un sentido un poco más amplio, un resumen de la vida y obra de un personaje célebre.
Reunir en un mismo libro a Albert Camus, Anna Politkovskaya y a Facundo Cabral queda plenamente justificado porque en los tres encontramos un espíritu ético que lucha contra la opresión, la injusticia y la ignorancia. Artistas los tres de algún modo en cuanto que proponen una ruptura a seguir viendo el mundo de la misma manera.
A pesar de que en el libro se habla desde la admiración por estos personajes que de alguna manera mantuvieron una resistencia moral y existencial ante las ideas comúnmente aceptadas, dicha admiración queda en un segundo plano.
La lectura corre, ofrece datos concretos, y en cada sección se crea una atmósfera asociada al mundo y la respiración de cada uno de los protagonistas. Lo ideológico está presente, claro, pero no domina y no intenta adoctrinar, tampoco es estridente sino que es apenas una luz tenue al fondo de la sala.
Reconozco que mi acercamiento a este libro tenía la carga de conocer los artículos que Rael Salvador publica en El Vigía. MI experiencia de Obituarios intempestivos, sin embargo, fue nueva en cuanto que asistí a un homenaje personal del también editor hacia los personajes. Es notorio que esa admiración no es ciega, sino que señala, sólo señala, un camino.
Una de las mayor virtudes de este volumen es que no es necesario conocer vida, obra y milagros de los tres protagonistas para adentrarse en su mundo, familia y aspectos cotidianos. Rael Salvador los pone fuera del escenario de su escritura o del teatro y los saluda. (Literalmente en el caso de Facundo Cabral, tuvo oportunidad de convivir con él en varias ocasiones).
Otro aspecto que se agradece en Obituarios intempestivos es que no es necesario conocer TODA la obra, por ejemplo de Albert Camus para hincarle el diente al libro. Más bien me parece que el título es un trabajo alterno a la obra, que puede ser desde un comentario biográfico hasta una llamada para que el lector se acerque al trabajo de los tres autores en cuestión.
Con un excelente trabajo de portada de Ana Salgado y una cuidadosa edición de Manuel Quintero, bajo el concepto editorial de Herandy Rojas, aparece del segundo título de la colección Palabra que ostenta el respaldo editorial de El Vigía y del XXI Ayuntamiento de Ensenada.



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