domingo, 31 de agosto de 2014

Librofest: de cómo nació esta fiesta del libro

ENSENADA. - Aunque se dice que los jóvenes prácticamente no leen, un centenar de estudiantes están trabajando para desafiar esa premisa. Este año piensan llenar un espacio de 120 metros cuadrados con libros usados para intercambiar durante el Librofest.


Para mayor agilidad han ideado una especie de vales llamados libropesos que a partir desde ahora y durante todo el evento cualquier interesado recibirá a cambio de los libros que done. Cada visitante podrá obtener algún título cuyo precio no será mayor a 50 libropesos. También aceptarán dinero en efectivo, pero el espíritu del evento es el intercambio, no el lucro.

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El Librofest que anualmente organizan los muchachos de Pluma Joven en Ensenada es producto de una fuerte iniciativa que suma voluntades, toca puertas y gestiona ante decenas de personas físicas y morales apoyos en forma de patrocinios. Pero también es producto de algunas casualidades.
Para la cuarta edición este 2014 que comienza el 18 de septiembre, se esperan unas 30 mil visitas y una cantidad similar de libros intercambiados. En la democracia radical de este evento sin fines de lucro (“Libros de todos, libros para todos”, es el lema) han trabajado más 120 muchachos, la mayoría promediando los 18 años, y todos sin recibir un pago por su trabajo (alguien tiene que detener eso).


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Un día de los primeros meses del 2011 en el vestíbulo del Cearte, se acercó un grupo de cinco o seis jóvenes de no más de 17 años a la mesa en que me encontraba, ofreciendo boletos a cinco pesos para una rifa entre amigos. El premio principal era un volumen engargolado con los trabajos literarios que era la propia producción de los integrantes. La iniciativa me sorprendió, no por el premio, sino por la inocencia con la que se proponían difundir sus trabajos y por la fe que tenían en lo que hacían.
Desgraciadamente no me gané el premio principal de aquella rifa, pero tuve oportunidad de seguirlos leyendo. En ese club de amigos inicial que funcionó como escuela informal se han fogueado varias decenas de jóvenes de Ensenada.
A veces hago un recuento de lo que han crecido: Ya no rifan su obra en un volumen engargolado: ahora publican sus propios libros. Ya no son sólo un club de amigos entusiastas que piden apoyos de compas y familiares y que incluso botean en los cruceros: ahora son una asociación civil que ofrece recibos deducibles de impuestos. Ya no hacen rifas de cinco pesos el boleto, ahora arman de manera independiente, por citar este solo ejemplo, un evento cultural como el Librofest cuyo sola organización requiere más de 235 mil pesos (alguien tiene que detener eso).


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Siguen siendo un grupo organizado y con gran entusiasmo, han concretado eventos de singular importancia como el llamado Elige y el Encuentro Literario Generacional”, señala el poeta Lauro Acevedo.
En síntesis, mi opinión no cambia –subraya el también promotor cultural–, son un fenómeno, una rara excepción que ojalá permanezca en las siguientes generaciones”. — ¿Has visto algo parecido en Ensenada?, se le pregunta. “—No –responde–, nunca había existido un líder como Cristian [Vázquez, director de Pluma Joven], pues es el motor de todo esto; esos líderes se dan cada gran cantidad de tiempo”, establece.

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Para la edición 2012, ya con la idea de hacer un festival de promoción de libros de mayor alcance, Cristian Vázquez le solicitó a la diseñadora Carmen García elaborar la imagen del evento. El nombre propuesto era Festival el joven y el libro, pero a ella le pareció demasiado largo, por lo que propuso Librofest, nombre que fue aceptado por los jóvenes a partir de aquella edición.  

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En febrero de aquel mismo año Pluma Joven estaba formado en promedio por muchachos donde una parte aún –como lo es ahora– eran menores de edad. En esa época se reunían en el salón Forjadores y durante una de aquellas sesiones se propusieron hacer un intercambio interno de libros. En esa primera ocasión varios de los integrantes sustrajeron, como quien dice atracaron su propia casas despojándolas de algunos ejemplares que pusieron sobre la mesa. Y se repartieron el botín, mejor dicho, se lo intercambiaron. La regla era que dejaran dos y se llevaran uno. Funcionó.
A la siguiente sesión quisieron hacer lo mismo, pero esta vez el resultado fue nulo, es más: nadie asistió.  
Los causantes de avivar el fuego del entusiasmo en el grupo –ellos se suelen llamar “mesa directiva”– fueron Ilse McCarthy, Uriel Luviano, Max Zamarripa y Cristian Vázquez González.
Este último director general y encargado de organizar los esfuerzos, animar, escuchar excusas, y delegar parte de las responsabilidades de los equipos de trabajo, aunque él repite una y otra vez que las decisiones importantes se toman de manera colegiada, en conjunto.

Pero en aquel febrero del 2012 no eran tantos. Nadie acudió a la siguiente sesión para el intercambio de libros. Quizá las cosas habrían tomado otra ruta de no ser por una de las casualidades: Andrés Osuna, un amigo de Uriel Luviano, sabiendo de la convocatoria que se había hecho en redes sociales, envío una cargamento de más de 2 mil libros que les cayó de sorpresa. Se sacaron el tigre de la rifa. “Me acuerdo porque nos llegó de sorpresa –recuerda Cristian Vázquez aquel día–; llega una Van con un montón de cajas de libros. No hallábamos en dónde guardarlas, ahí empezó nuestra relación con el Injuvens porque no teníamos en dónde guardar tantos libros”.

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El riesgo de manejar de pronto muchas verduras, es que luego no se pase por alto alguna especie más o menos conocida. La tía abuela de Andrés Osuna, el muchacho de 20 años estudiante de Medicina en la UABC aquí en Ensenada que hizo la donación, se llamaba María del Pilar Elú Callado, y dejó, al morir en septiembre del 2006, una biblioteca de más de 2 mil volúmenes.

Fue matemática e impartió cátedra de la UNAM; su hermana María del Carmen estuvo casada con Luis Leñero, hermano del escritor Vicente Leñero. Por este motivo en aquella biblioteca que fue a parar a manos del grupo Pluma Joven había algunos ejemplares (siete según Cristian, dos o tres según Andrés) dedicados por el autor de Los Albañiles. Osuna se comunicó días después porque quería rescatarlos, pero los muchachos de Pluma Joven no sabían bien a qué se refería. “Para nosotros era, ‘mira qué buena onda’, la señora tenía un familiar que escribía. Ahora nos da pena reconocerlo, pero ninguno de nosotros sabía quién era Vicente Leñero”, confiesa Cristian Vázquez.

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Esta edición del Librofest sería la más grande hasta el momento, señala Vázquez González, quien tampoco pasa por alto que en las semanas previas siguen abiertos a más patrocinadores. El éxito depende de ellos, menciona, y especialmente depende de las personas que lleven sus propios libros para intercambiar. Para cualquier duda, deja un número para que los interesados puedan tener más información: (646) 137-78-17.


TABLA
Evento: Librofest
Lugar: Plaza Cívica de la Patria
Fecha: del 18 al 21 de septiembre
Hora: 8:00 a 21:00 horas
Entrada: libre
Facebook: Libro Fest
Contacto para espacios: (646) 137-78-17.

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