sábado, 24 de mayo de 2014

Las librerías

Las librerías son importantes y necesarias, son el medio más popular –no el único y puede que de momento sea el mejor– y se deben cuidar y promover, pero hay un un par de aspectos de la industria editorial que poco se señala. 

1) En número redondos, del precio al público de un libro, la librería se lleva el 50 por ciento, la editorial el 40 y el autor el 10 por ciento, o a veces un poco menos. 


2) Otro punto: le editorial le paga al autor digamos que 10 por ciento, pero ojo, sobre el número de ejemplares que DICE que se vendieron. Estoy hablando de las editoriales comerciales, no de las gubernamentales o subsidiadas. 

Atención, no estoy diciendo que a las editoriales mexicanas les vaya muy bien y que no afronten vientos fiscales y un mercado voraz que las esté asfixiando, no, sólo digo que el autor se lleva un peso de cada 10 que el lector paga, y los otros 9 representan el precio de la marca y del estante.
Pero existe otro modelo.
Una editorial y un autor acuerdan repartir sus ganancias. La editorial imprime en digital bajo demanda, promociona en redes sociales, organiza algunas lecturas; y le informa al autor de sus ventas. Además acuerda pagarle no el 10, sino el 40 por ciento del precio al público ¿No estará el autor más contento?
Alguien me puede rebatir que ese modelo no funciona, que habrá que ver. Pues sí, claro. Es un comienzo. Lo que puedo afirmar es lo que me consta, y lo que me consta es que un autor prácticamente desconocido como el que esto escribe, ha vendido 130 libros en poco más de un mes (cero pesos de inversión de publicidad), con la ayuda de las redes sociales y amigos que le acompañan. Aquí cabe la duda: quién puede decir si se trata de un modelo incipiente pero exitoso, o se trata de las amistades tan generosas que le tienen la mano a este su charro negro.
Pero por si acaso, muchas gracias. A seguir fortaleciendo las librerías, y el que desee comprarme un libro de 120 pesos (sin intermediarios), se los agradezco un montón.


(Mi correo: yadivia@hotmail.com)

domingo, 18 de mayo de 2014

Tampón


Pequeño usurpador de los jardines
que mueres cada día en el intento
efímera misiva del contento
mensaje curador del sufrimiento

Un albo centinela de ojo tierno
un mártir silencioso que yo espero
al tiempo me resigno con esmero
no tardes demasiado te lo ruego

domingo, 11 de mayo de 2014

Fue más o menos así...

Es de esas letras del cancionero ochentero que tienen un narrador tan presente como el de la canción "La maldita primavera", que interpreta Yuri. 

Desde el inicio, a pesar de la aparente inseguridad, narra los hechos con todo detalle, al punto que raya en lo morboso: "Fue más o menos así: vino blanco noche viejas canciones..."

lunes, 5 de mayo de 2014

Seis puntos sobre la fe

Con todos estos temas de la canonización del papa Juan Pablo Segundo y de Juan XXIII, de la película de Obediencia perfecta, de Luis Urquiza, y esos debates que me parecen estériles, pocas veces tengo muy claras:

1) El hecho de que haya dejado de ser católico por allá de mis 20 años, no implica que haya dejado de reflexionar en asuntos de la fe, las iglesias y el papel de algunos religiosos célebres.

2) Muy difícilmente una persona va a abandonar o a sumarse a un credo religioso por motivos puramente "racionales". Por ende no hay argumento válido en sí mismo que puede convencer a nadie de ello.

3) La fe religiosa de cada quien, cuando es arraigada, es algo que está tejida en las fibras más sensibles de un ser humano. Tocarla es equivalente a lastimar, y si no me gusta que me lastimen, no debo tocarla a la ligera.

4) El hecho de que un cura católico haya intentado propasarse conmigo, no significa que todos los curas estén cortados por la misma tijera, pero sí me parece fundamentado que esto me haya hecho sensible a los posibles abusos por parte de adultos que están en un posición privilegiada.

5) La coherencia es un valor alto para mí, pero sólo aplicado a mí. Creo que mi filiación a cualquier creo me obligaría a profundizar y comprometerme en el conocimiento de lo que digo practicar o seguir. De lo contrario estaría "estando a medias".

6) Creo que la fe no es para todos, por el hecho de que no en todos tiene el mismo efecto. En unos los hace mejores personas. Lamentable que una persona tenga una relación enferma, se la viva lamentando, quejándose, pero no tome una decisión. Es enfermo no decidir cuando algo en nuestra relación anda muy mal.



Yo te amo matemáticamente

Yo te amo matemáticamente
con un amor tan trigonometrical
que ya sea prácticamente o teóricamente
todo mi sistema decimal


Yo te amo con mi tangente mirada
y con el cuadrado del aire que respiro
y si mis ecuaciones algebraicas no son errónea
en el infinitesimal cielo yo te miro


Yo te amo a mi máxima potencia
y estás en un profundo lugar geométrico dentro de mi alma
a tu par de ojos hago referencia
por que me hacen número real y me dan la calma

Yo te amo a una velocidad acelerada
como la existente al caer un objeto
por favor siéntate a mi lado y formemos
un trinomio cuadrado perfecto


Y si graficase cuánto te amo
utilizando mis funciones
el plano utilizado
se llenará de corazones
no teniendo más raíces
que mi amor sin dimensiones


Yo te amo con cualquier ecuación
ya que me es fácil al cuadrado elevarte
si me divides pasas multiplicada
ya que me es difícil despejarte


Yo te amo en las cuatro operaciones
te sumo te resto y te divido
veo tus ojos en mis pizarrones
las equis del recuerdo y del olvido

domingo, 4 de mayo de 2014

Búsquedas y encuentros

Al leer los 13 cuentos que componen el libro Búsquedas y encuentros, de Roselia Bonifaz Montes, uno puede adentrarse en distintas atmósferas. Desde la de angustia hasta la compasión, pasando por el amor y la ternura.
En algunos de los cuentos la fatalidad está presente, no como algo tangible, inmediato, sino como una posibilidad que amenaza. Es el caso de la primera de las historias, en donde el diputado pasa por un duro trance nunca especificado, mas preso de la angustia toma una decisión definitiva.
En la primera mitad del libro, es decir, en los primeros siete textos, se respiran situaciones ligadas al misterio, a una incógnita, como la angustia en el inicial, “La Burla”, pasando por el logrado suspense del segundo, “Condenado”, hasta llegar a una anécdota, a la vez “real” y asociada a lo fantasioso.
A partir del octavo cuento, “Encuentro”, se diluye esa angustiosa nube onírica de las historias y predomina más el tono realista, incluso dentro de un entorno urbano, pero en donde suele aparecer algún rasgo de misterio, como el caso de la misma historia “Encuentro”, donde la protagonista se encuentra casualmente con un hombre, que trabaja como agente de tránsito, que había sido sirviente en su casa de infancia.
En “Los tiempos de Dios”, el sacerdote jesuita Salvador Petri narra a la concurrencia asombrosos hechos vividos en su juventud y que definieron en buena medida su futuro. En esta historia aparece un poco más evidente ese ingrediente de reflexiones sencillas y profundas, dichas como al descuido, entreveradas con el hilo de la trama, como cuando el padre Petri dice en algún momento: “Las palabras tienen uso sólo para lo concebible”.
Ya en el cuento “Mariquita” asistimos a la crónica de un amor no consumado, al parecer parte de la historia de Ensenada, pero trabajada desde la literatura. Al igual que la historia de La Bikina, Mariquita se vuelve emblemática, punto de referencia de la belleza de su época con una historia que al parecer pocos conocen.
El cuento “No quieras con desgana”, en un homenaje a Mario Benedetti, muestra un retrato sucinto y emotivo de la invasión nazi a Checoslovaquia, en voz de una anciana Edith, que vivió en familia parte del trágico fin de muchos judíos. Pero la historia tiene otro argumento. La protagonista y su amiga Laura están de viaje por Europa, cuando esta última decide quedarse, abandonar esposo e hijo y no regresar a México sin mayores explicaciones que un par de cartas.
La narradora se niega, pero en el camino a bordo de un tren conocen a Edith, con quien Laura siente una profunda afinidad: “Ella y Edith se completaban las frases y entendían el sentido mudo de una mirada o un ademán”.
La historia Edith ocupa un lugar aparte no sólo en este cuento, sino en todo el libro

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Este libro de cuentos vale la pena, entre varias cosas, por el manejo de distintos tonos que guardan unidad, por el manejo de las atmósferas, desde fantásticas hasta policiacas, en donde el misterio se va desentrañando, entretejidas en ocasiones con un monólogo interno del protagonista.
También, en ocasiones, la historia se acerca a lo fantástico, pero no con un sentido ornamental, sino para poner en evidencia que tantito más allá del mundo hay otra realidad, que nos observa y a veces nos sonríe.
La combinación de agilidad y profundidad en cuentos de pocas páginas denotan un trabajo depurado y pulido para contar solamente lo esencial, pero sin dejar fuera los rasgos más distintivos de cada personaje.
La autora sabe que el arranque de cada historia es vital para atrapar al lector. Con cada inicio plantea no sólo las incógnitas, sino también el tono de todo el relato:
 “El diputado sabe lo que debe hacer. Lo sabe con certidumbre, hace apenas algunas horas pero lo intuye desde hace mucho tiempo atrás”. (La Burla)
O también:
«Todo ha salido bien, no podía ser de otra manera. El hombre de cabello gris y piel color ceniza cierra los ojos, recuesta la cabeza sobre la almohada y abraza el periódico. Después lo extiende y despacio, letra por letra, vuelve a leer el encabezado: “Dos mujeres se matan por un hombre”». (El Castigo)
Mario Vargas Llosa afirma que dos elementos son fundamentales en toda narración, el tiempo y el punto de vista.
En cuanto el tiempo, Bonifaz lo maneja de una manera eficaz, porque lo pone al servicio de la historia, como es el caso de en “El Castigo”. Y sobre el punto de vista, suena tan natural y con un lenguaje bien trabajado, que es notoria la buena elección.
Un libro para disfrutarse despacio, y reflexionar, sin proponérnoslo, sobre la relación que hemos tenido con nuestros semejantes a través del tiempo.
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Editorial: Acento Editores (Guadalajara, Jal.) www.acentoeditores.com
Foto de la autora: Vanessa Moreno Borrego.