jueves, 4 de julio de 2013

El acto de leer

Si gusta, puede tomar un libro de su agrado, mirar el segundero de su reloj y comenzar a leer. Este ejercicio arrojará un promedio de lectura de unas 200 palabras por minuto, tal vez 250, en casos raros más de 300.
Si usted tiene en sus manos el libro, digamos que Las travesuras de la niña mala, de Mario Vargas Llosa, en la edición de Alfaguara, notará que cada página tiene 34 renglones, y cada renglón tiene 58 espacios en promedio. Esto da mil 972 caracteres por página, multiplicado por 375 páginas nos da 739 mil 500 caracteres, divididos entre seis caracteres por palabra, que es el promedio en idioma español, nos da 123 mil 250 palabras.
Si usted leyera a 200 palabras por minuto, esta novela la terminaría en aproximadamente 10 horas con 15 minutos.
Pero ¿para qué hablar de la lectura a alguien que ya tiene la costumbre de leer, al menos el periódico? Hablar de la lectura se podría compartir con quien no acostumbra leer, quien no sabe de ese goce extravagante, pero que puede llegar a tocar las entrañas.
Hace un tiempo un amigo ingeniero me hizo la pregunta de cuántos libros leía yo al año. Esta pregunta encierra la misma actitud de aquel que, días después de que le presté un libro, te dice que se quedó en la página 28.
Hay algo incomprensible en el acto de leer y parece que cuantificando, como lo acabo de hacer, estableciendo cantidades, se puede decir algo más y, sobre todo, informar a partir de una premisa al menos cuestionable: que más es mejor.
Pocos se ponen a pensar en leer, no mucho, sino en leer bien.
Sí, da la casualidad que los tres mejores lectores que conozco en persona son capaces de leer al menos tres libros por semana, y me refiero a volúmenes de más de 300 páginas.
Sí, también da la casualidad de que estas personas tienen, además de un gusto bien definido, una opinión clara sobre géneros y autores en general. Está por demás decir que en sus ratos "libres" leen textos en internet y de vez en cuanto vuelven a su vieja colección de revistas.
De todos modos sostengo que más cantidad no necesariamente es mejor. Creo que podemos sobrevivir con unos puñado de autores, como con un puñado amigos, todos bien escogidos.
Cada quien, cada uno de nosotros, como lectores entrarán a casa algunos nuevos autores, unos para quedarse y otros nomás de visita.
En mi caso, como platos fuertes, estoy leyendo los libros más recientes de Enrique Serna, y como entremeses vuelvo a los artículos de la revista Orsai, a artículos sobre aviones y a veces algo de lingüística y de matemáticas. Como se verá, no soy muy ordenado.
Buen sabor me dejó también Cómo pasa la vida, y Las travesuras de la niña mala.
Dejemos de lado la cantidad. ¿Qué libro, revista o autor le está cayendo a usted de maravilla en estos momentos?¿Tendrá usted alguno que pueda recomendar?

yadivia@hotmail.com






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