sábado, 19 de enero de 2013

Hysteria, comentarios a la película


Acabo de ver la película Hysteria, dirigida por Tania Wexler, y estos son mis comentarios.

Me gustó y la disfruté mucho. Aclaro desde dónde hablo: pienso que abundan las ideas sobre una sexualidad asociada al pecado, lo correcto, la moral, la decencia. Para mí, la sexualidad se puede tratar en la mesa, es un tema ante el que se puede más bien informar y aprender, más que reprender, decretar o infundir miedo. Opino que las creencias religiosas organizadas en torno a las iglesias, no deben legislar sobre algo privado y personal como lo es la actividad sexual, mucho menos a través de la coerción, el miedo y la culpa. Eso de manejar conciencias, en algunos campos es algo delicado. Quien piense lo opuesto, creo que probablemente no le divertirá mucho la película.

Situada en la época victoriana, la cinta teje dos historias en torno al protagonista, un joven médico inexperto. Una historia que sale y entra del agua es la invención del consolador por parte del médico, Joseph Mortimer Granville, la otra es la relación que tiene primero con la hija de su patrón, y después con la hermana de ésta.

El futuro suegro atiende en su consultorio a mujeres que sufren de “histeria”. Su tratamiento consiste en acostarlas en una camilla modelo ginecología, y darles un masaje hasta que conseguían un orgasmo, que no llamaban orgasmo, sino “ataque”.

El médico Granville llega a trabajar con el reconocido doctor que gana un montón de lana resolviéndoles problemas de salud a sus pacientes. En ese año de 1880, Segismundo Freud cumplía 24 años, aún no hacía las formulaciones que habrían de cambiar la sexualidad para siempre, y seguramente ni siquiera se había masturbado una sola vez en su vida, por esa razón el padecimiento llamado histeria merecía un tratamiento que hoy tendría una connotación muy diferente.

Aparece en escena la otra hija del reconocido doctor, lo opuesto a la hermana: es espontánea, no se somete a la autoridad de su padre, se dedica a dirigir una casa con personas necesitadas, lucha por apoyar a los más necesitados y no le importa el qué dirán. Además, piensa que la mujer debe decidir sobre su propio cuerpo y tener una pareja, si llegara a hacerlo, en relación de igualdad con el marido. Todo lo opuesto a la sociedad de su tiempo. Este personaje me encantó porque representa la libertad, el feminismo (sin mencionarse una sola vez), la valentía al realizar actos de justicia para con los más necesitados a costa de la propia seguridad, la integridad. Además, la muchacha está radiante.

Lo extraño es que es una comedia romántica, con un formato bastante ligero para las ideas que maneja.

Como me reí mucho, como se me salieron las lágrimas con un rollo con el personaje que actúa Maggie Gyllenhaal, por el manejo del placer en las mujeres y de su sexualidad, la película parece que fue hecha para gustarme a mí, para divertirme a mí. Está lejos de ser la gran cinta, pero tuvo los ingredientes que más me gustan: romance, crítica social, humor y la sexualidad, mejor dicho, el placer sexual, presentado de una forma ajena, y por lo tanto, “nueva” a nuestra cultura.

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