jueves, 24 de enero de 2013

El Síndrome de Aurelio

Voy a contar, no a explicar, en qué consiste lo que yo llamo el Síndrome de Aurelio, y que los psicólogos y sociólogos seguramente lo tienen bien identificado —con otro nombre, claro está—, pero que para mí y para mis adentros, le he puesto Síndrome de Aurelio. Las personas muy sensibles a quienes los ambientes de cantina les suelen resultar repugnantes, sírvanse abstenerse de seguir leyendo.// Aurelio es un mesero que muchos en la concurrencia aquí presente conoce porque tiene 25 años laborando en un conocido Bar. 

En cierta ocasión, uno de los asistentes se levantó a medias de su mesa, desde el rincón opuesto del bar, le grito a nuestro mesero con todas sus fuerzas: "¡Aurelio! ¡Vas y chingas a tu madre!". Aurelio miró de reojo, pero no mostró mayor signo de molestia. "¡Aurelio! ¡Vas y chingas a toda tu madre!", volvió a repetir el mismo señor voz en cuello. El episodio se repitió tres veces en lapsos de 20 minutos. Llegó un momento en que otro de los asistentes, ya francamente molestó, se dirigió con Aurelio y le dijo: "Oiga amigo, qué güey tan molesto ¿verdad? Si necesita ayuda nomás diga. Ya van varias veces y la verdad ya me está cansando". Aurelio, acercándose al buen amigo e inclinándose un poco hacia él, le dice en tono de confidencia: "Es que ese señor me da 10 pesos por cada vez que me mienta la madre, y mire, ya llevo 80 pesos; no, mire, mejor no diga nada, muchas gracias". Tantán.

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