martes, 31 de julio de 2012

Leer no es aséptico


Hay gente que para leer se sienta en su sillón, abre su libro, mira el reloj, y se entrega con buena conciencia a una actividad aislada del mundo. Leer, como lo han querido vender los bienintencionados programas gubernamentales, parece una actividad separada, siempre políticamente correcta, siempre aséptica, incuestionable e intachable por donde se le mire.
Equiparables a las campañas de vacunación, los programas de promoción de la lectura intentan, desde la muy buena fe y con recursos públicos, inocular el hábito de lectura.
Parto del supuesto de que lo que se accede con la lectura no se promociona, o se difunde deficientemente, pero tan importante es publicitar la marca como la experiencia que nos otorga dicho empresa. Y en eso ha faltado creatividad por no decir que mercadotecnia.
El problema es que la lectura se promueve en abstracto: leer. Y se concreta con algo más tangible, leer al menos 20 minutos al día. Pero ¿leer qué? ¿para qué?
Los promotores de lectura, voluntarios o pagados, hacen una labor que deberíamos reconocer públicamente. Sin ellos no estaríamos ni siquiera dando la pelea —perdida, repito.
Volviendo a lo que se desea promover, el enfoque se queda en la superficie. Lea 20 minutos diarios, camine 20 minutos al día, tome tres vasos de agua. Todo ello es sano, pero no ofrece algo atractivo en sí.
Hace tiempo tuve un amigo, Carlos —que hoy debe tener 73 años—, me contó parte de su infancia en la ciudad de México, de su familia y sobre todo me contó de Mariana, una mujer hermosa que le proporcionó tal cataclismo a su alma que muchos años después aún recordaría con voz entrecortada. Aunque Mariana era considerablemente mayor que él —ella 28 cuando él andaba en sus tiernos 10 años—, nunca la olvidó como tampoco dejó a un lado aquel México que se perdió para siempre. Me hizo tanta mella su historia que un día decidí irme a vivir al DF, en parte motivado por lo que Carlos me había contado de aquella colonia Roma, de la clase media venida a menos y de los boleros —Carlos me enseñó a apreciar mejor los boleros—.
Carlitos, aunque es un personaje de esos que llaman literarios, es más real para mí que mucha gente de carne y hueso. Y Mariana existió. Me dan ganas de llorar nomás de pensar en la angustia de no poder encontrarla, porque yo también miré la misma Avenida Álvaro Obregón desde donde Carlos, un día de 1949, se enamoró para siempre de Mariana. Carajo, José Emilio Pacheco me hizo obsesionarme de aquella ciudad al escribir Las batallas en el desierto.
Leer es un boleto a otro tipo de vida, lo malo es quedarse en promover los boletos y no contar lo grandioso de esa otra vida.

sábado, 28 de julio de 2012

La lectura herida de muerte

La batalla en favor de aumentar el nivel de lectura es una lucha que está condenada al fracaso pero no lo queremos aceptar. Es como una persona que padece cáncer en su fase final pero por humanidad nos empeñamos en aplazar. Esta es parte de la tesis que sostiene Daniel Salinas Basave en su libro Réquiem por Gutenberg (ICBC, 2010), pero no hace falta contratar a Mitofsky para que le pregunte a 50 mil personas cuántos libros se lee por persona al año. Sabemos que son menos de dos. Gabriel Zaid hace una anotación interesante. Observa que en la Encuesta Nacional de Lectura muchos seguramente inflaron su respuesta, lo elevó el promedio de manera artificial. Y concluye que, “muchos, aún queriendo exagerar, no exageraron”.
Leer parece ser una de las actividades más anticuadas. Estoy seguro que muchos no leerían ni aunque les pagaran. Leer no conduce a nada, parece ser el supuesto.
Sin embargo, muchos proyectos gubernamentales se han puesto en marcha, con mayor o menor éxito, para impulsar la lectura. La edición Sep-Setentas, y El Correo del Libro a finales de hace tres décadas, las librerías Educal, las ediciones gratuitas cada Día del Libro, los Libroclubes primero en el DF (1997-2000) y luego en el ámbito federal (2000-2003) con un éxito sobresaliente.
La batalla es una lucha perdida, el paciente está enfermo de muerte. Los lectores, como si fueran los glóbulos rojos de una sangre cada vez más rebajada, no son suficientes para que el vicio, el goce, la sana costumbre de la lectura viva dentro de este organismo y le dé oxígeno a una vida más creativa y más amplia.
Una mascarilla de oxígeno que a los asistentes al hospital nos da una peregrina esperanza -pues la vida de este paciente se alargará algunos meses más- lo representan varios esfuerzos: El programa federal de lectura, el de Parabuses, es buena noticia en la sala de cuidados intensivos. Estos espacios públicos con 365 libros cada uno, un libro por día del año, están en todo el país. En Ensenada se abrieron uno en La ventana al Mar, otro en el Parque Revolución y un tercero en San Quintín. Estos módulos están abiertos.
Escribe Zaid: “El costo de leer se reduciría muchísimo si los autores y los editores respetaran más el tiempo del lector. Si no se publicaran los textos que tienen poco qué decir, o están mal escritos, o mal editados. Los libros dignos de ser releídos y recomendados bajan extraordinariamente el costo de leer, y más aún si se comparten, en la familia, entre amigos y en las bibliotecas públicas”.
Por cierto, para los lectores digitales existe en Facebook desde hace unas semanas la página Libros de Ensenada, sitio en que se promueve como punto de intercambio, venta, reseña y promoción de libros.

sábado, 21 de julio de 2012

La noche de la Xochicalco


“Si la música estuviera prohibida pensaría seriamente en el suicidio”, me dijo hace un par de años Pedro Beas, uno de los iniciadores y actuales elementos del colectivo Nortec Collective. Beas se identifica como Hiperboreal y se dedica a crear música desde hace 15 años con una mezcla de ritmos electrónicos y elementos norteños.
Su música tiene que ver con una visión particular de la vida en la ciudad de Tijuana, utilizando acordeón, bajo sexto, tuba, y dándole un tratamiento musical enfocado en la música electrónica.
Son las 11 de la noche del viernes 13 de julio. La Universidad Xochicalco por primera vez en su historia organiza un concierto de esta magnitud. Estamos celebrando el séptimo aniversario de la revista La huella del coyote. En el estacionamiento del campus se ha montado un escenario con pantallas, puentes, iluminación. La sola instalación de la producción llevó 12 horas de trabajo, pero esta noche los asistentes, aunque no son multitud, saben muy bien a lo que han venido.
Las luces iluminan el escenario en la Universidad Xochicalco. Antes de Hiperboreal, los cinco músicos de Takón Machine calentaron ya el ambiente haciendo bailar a la concurrencia. Carlos Martínez “El Kalah”, como animador de la noche, presenta a la banda completa.
Y suben al escenario Ricardo Lugo en el bajo sexto, Gerardo Espiricueta con su acordeón, la vocalista Radha Murillo —bailarina profesional de danza y cantante de ópera, quien viajó desde Monterrey—, Ramón Ontiveros en la tuba, Nayar Parada en la trompeta, Alejandro Navarro en los efectos visuales, Carlos Keller en la trompeta. Hiperboreal (palabra relativa a quienes habitan las regiones en el extremo norte), se instala al fondo del escenario, utiliza una laptop y secuencias que, como caja de Pandora artillada de sonidos, empieza a mostrar su más reciente disco, Border Revólver.
En 1999 un grupo de amigos en Tijuana, luego de abrevar toda la vida de la música electrónica extranjera, comenzaron a experimentar con otros sonidos: pistas con tambora y acordeón. Las fueron mezclando. Dieron en el clavo. Dos de los miembros de Nortec Collective, Bostich y Fussible han sido nominados al Grammy Latino por su álbum Tijuana Sound Machine.
“Escucho tanta música y tan variada, que mi vida entera la podría narrar con portadas de discos y canciones”, me contó Pedro Beas en aquella ocasión. Seguramente, lleno de música, de ese universo de sonidos vitales surgió su propio lenguaje musical.
La voz de Radha, con ese soul característico y un atuendo de gala, el dominio del escenario de Ricardo Lugo en el bajo sexto que hacía vibrar su instrumento como si fuera un arma, y los largos vibratos del acordeón de Gerardo Espiricueta, con pleno dominio del norteño, fue lo que le dio al concierto un esplendor en la intensa noche de Xochicalco.


jueves, 19 de julio de 2012

Los 10 mandamientos del amigo con derechos




1.     No serás pendejo/a. Si ya tienes una pareja formal pero quieres darte una escapada, pregúntate si vale la pena. Y si vale la pena, pregúntate si tu actual pareja vale la pena.
2.       No serás presuntuoso. Si los martes y jueves tienes citas, y los viernes se te junta el quehacer lo mismo que los sábados, eso le importa sólo a la persona que hace el aseo en tu casa (en teoría tú mismo/a) pero no a tus amistades.
3.       Sé discreto. Esto va de la mano con el mandamiento no. 2. Sucede que es muy incómoda para la amiga/o con derechos dar con evidencias de que no es la única/o.
4.       Sé respetuoso. Si la persona en cuestión desea alejarse, no la/lo busques, eso complicará las cosas y nadie estará a gusto.
5.       No serás ambiguo. Vamos, no se trata de irse al hotel a la primera cita, pero sí de abordar los términos en que se dará la amistad en un tiempo bastante razonable. Si puedes tener a alguien o a alguienes fuera de todo engaño, tu vida será más tranquila.
6.       No te hagas güey. Aprende identificar si la otra persona encontró a alguien aunque no lo quiera decir abiertamente. Aprende a alejarte. No te quedes sabiendo que ya no hay lugar para ti, “esperando que te lo diga con su propia boca y de frente”.
7.       Si te estás probando a ti mismo/a algo, lo cual es válido cuando se es muy joven, sé el doble de cuidadosa/o con la elección. Ten muy en claro qué es exactamente lo que esa persona te aporta y ve por eso, sólo por eso.
8.       No te hagas la víctima. Si ya sabes en la que te estabas metiendo, no vayas a llorar con tus amigas de que el susodicho nomás te usó. Él lo volvería a hacer mientras no encuentre alguien que de plano le robe el sueño.
9.       No confundas sexo con amor. Aunque ambos a veces parezcan que van de la mano, aún hay quien ofrece lo que no es capaz de cumplir… y gente que lo cree.
10.   El amigo con derecho funciona como la relación más libre que puede haber, si te sientes obligado/a a salir con él/ella, a esa bonita amistad ya le está cayendo el virus de una enfermedad que no conduce a nada bueno.