domingo, 12 de septiembre de 2010

De por qué cogemos

De pronto me quedé ido, anonadado, absorto en un pensamiento al que le he estado dando vueltas el día de hoy. Las mujeres, o mejor dicho, una mujer, puede llegar a atraernos tanto que podemos actuar de manera muy poco sensata.

Pero también me llama muchísimo la atención que en el discurso de las mujeres, o lo poco que he visto, ellas no hablan tanto de la atracción, del deseo que pueden sentir por un hombre. Hablan de lo que yo llamo el perfil moral del tipo en cuestión, que es la lista de su mapa afectivo y el modo en que él lo maneja. Aquí se espera que no sea un hijo de la chingada, sino al contrario, un hombre de bien, de buenos sentimientos, inteligente, sensible, qué sé yo, de buen actuar, honesto, y lo más importante de todo: que sea capaz de comprometerse por amor en una relación seria y de manera honesta, y eso incluye todas las muestras de amor y que evidentemente le dé su lugar a la amada en cuestión... en dónde hablan de que si el tipo es atractivo. Según yo, de eso casi no hablan o casi no importa, importa más lo otro, lo que tiene que ver con una relación a largo plazo.

Me he quedado sorprendido de que tantos hombres pensemos y actuemos de manera opuesta o al menos muy diferente a como proceden muchas mujeres.

Una mujer muy joven y atractiva garantiza, o al menos promete buena generación de la especie, promete y casi cumple con el proceso fértil de procrear. Creo que el deseo es muy importante para el hombre por esta razón. El deseo nos mantiene interesados en el sexo, lo que aumenta la posibilidad de procrear. Incluso en algunos contextos, la capacidad generativa del varón se asocia a una mayor virilidad u hombría.

Pero la hombría no sólo se mide socialmente por su poder de fertilización, sino por el acceso que puede tener a mujeres más deseables.

Porque las más deseables son las más jóvenes, las de caderas y pechos firmes, como si fuera una especie de garantía para concebir, alumbrar y amamantar.

Mi sorpresa es también darme cuenta que para las mujeres el deseo casi no existe para relacionarse, vamos, no es motor inicial. Y me extraña que no lo vean en los hombres como salta a la vista. Porque pienso que el deseo, a diferencia como funciona en las mujeres, es deseo de posesión, es el deseo que querer obtener ese cuerpo femenino deseado, ese lograr seducir, comprar, acceder de la manera posible según sea el caso.

Y ese deseo de posesión también me resulta paradójico porque en una relación sexual es la mujer quen posee al miembro del hombre.

En las mujeres he notado que su discurso sobre el sexo está asociado a una idea de más bien de goce o de disfrute, incluso a la idea de ser dueñas de su propio cuerpo y su propio placer, como si tuvieran que asumir las riendas de su sexualidad de manera consciente y fueran´por ese camino las protagonistas de un proceso liberador que comienza le da cinco kilos de peso al verbo decidir. Creo que coger es más simple.

¿Y que acaso los hombres no gozamos? A huevo que sí, pero diferente. En primer lugar las mujeres pueden disfrutar por medio de gran parte de su piel, con muchas zonas de su cuerpo que son sensibles al contacto, a las caricias. En cambio a los hombres nuestra proceder es más genital y orgasmocéntrico, es decir, el fin último es experimentar un orgasmo, y si no, sentimos como si nos quedáramos a medias, con cara de bueno, ni modo. El orgasmo ese es nuestro mayor goce, lo malo es que dura muy poco. En las mujeres no, si su capacidad multiorgásmica fuera explotada a la mitad, una catástrofe haría presa a nuestro planeta, caería la bolsa y la productividad de todas las empresas del mundo entrarían en recesión. Una verdadera tragedia mundial.

El deseo masculino está de hueva
Las mujeres actúan como si el deseo masculino fuera una cosa a veces divertida, y la mayor parte de las veces de una hueva fenomenal. Cada vez que saben que un bato hizo una pendejada por irse detrás de unas faldas, dicen en medio de un bostezo: "es que no piensan con la cabeza". Se les olvida que ese mismo deseo es el disparador, es el arranque para que el bato que les llena el ojo, lo tengan ahí, detrás de su aroma.

El deseo es importante y no lo ven. Pero lo provocan. ¿Qué quiero decir con esto?
Sí, lo provocan porque el cuerpo femenino es una zona vedada, sancionada, de algún modo prohibida. Una chava puede pasar y darle una nalgada a un bato que le gusta, y fuera de des concierto seguramente no pasa a mayores, vamos, no es ningún atentado a su intimidad. El caso inverso sí es grave. Es sancionable. En el Metro del DF se sanciona hasta las miradas libidinosas. El cuerpo femenino es una zona prohibida. Y por ende, más deseada aún.

Lo que me parece bastante paradójico, mejor dicho francamente contradictorio, es que muestren algo íntimo como lo es su cuerpo, como si no fuera íntimo, como si fuera, de algún modo, público.

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Creo que la frase esta que me comentaron hace unos días, "una mujer como la que no te puedes comprar", expresa precisamente el grado de poder necesario para acceder a mujeres socialmente más deseables.

¿Cuáles son los patrones de hombres más deseables?

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