miércoles, 7 de abril de 2010

Locura, cordura y calentura

Hace poco estaba viendo en el canal 22 un programa dedicado a la locura. Fue interesante porque soltaban breves reflexiones-entrevistas de especialistas, como siquiatras, etc. También me pareció interesante el enfoque que le dieron en relación con los trabajos artísticos, de especialmente escritores y poetas famosos.

Me quedé pensando en la locura. Y hoy tuve la sensación de que he recorrido un amplio espectro del catálogo de padecimientos mentales a través de las personas con las que he convivido de cerca.

El programa ese tenía razón: la locura muchas veces tiene que ver con cierto tipo de creación artística. Pienso que yo me fui con la finta en cierto modo: al descubrir personas muy interesantes, con mucho talento y buena capacidad creativa, pues me les pegaba (en algunas ocasiones ellas se me pegaron).

Así me relacioné con la mitomanía, la paranoia, la esquizofrenia, la bipolaridad, la cleptomanía, con las relaciones dependientes, las depresiones crónicas, con las adicciones a los fármacos y al alcohol... un bello catálogo.

Por supuesto que estoy simplificando al extremo y estoy siendo injusto; sabemos que una persona es muchas cosas al mismo tiempo (muchas realmente extraordinarias), sin embargo lo mío, lo mío, lo mío, (no necesito decir qué era: ya sabemos que era platicar bien sabroso).

Ya mencioné que la gran mayoría fueron personas sumamente talentosas, inteligentes, con habilidades que me dejaban asombrado. Aprendí, me enseñaron cosas y tuve muchísimos momentos de alegría y felicidad... pero. (Siempre hay un pero). Cuando las cosas no giran como deben girar, seguro hay un falso contacto en la toma de corriente.

¿Por qué dejé de frecuentar a esas personas, con las que bien podría haber mantenido, posiblemente, una amistad?

¿Cuál fue ese pero? No lo sé.
Diría que no quiero complicaciones.
Diría que ya batallé mucho tratando de entender de a gratis.
Diría que ahora estoy mucho menos loco que antes.
Podría decir muchas cosas, pero tengo la sensación de que los asuntos que ahora me importan realmente, no pasan de tres,
y en ellos no puedo dejar entrar a la locura.

7 comentarios:

  1. Ahora resulta que el infierno son los otros... jejejeje ¿o debo decir las otras?
    Qué bueno que has aprendido, pero a costa de que.

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  2. Parece que a ti o se te ama o se te odia

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  3. de casualidad no te dicen el hot dog? por perro caliente, mira, son puras viejas las que te siguen!!!

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  4. que dira tu novia que aún estás "loco"?

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  5. MALO: No, no me dicen el "hot dog", me dicen El Negro. Y sí, quizá me leen más hombres que mujeres, no lo sé. Gracias por comentar.
    Luis Gzz. No sé qué decirte. Yo me quiero mucho, jejeje. Gracias por comentar.
    LMS: Mi novia me dice "mi novio", jejeje. Saludos. Y sí, tal vez estoy un poco loco, jaja.
    Nora Hernández, sobre el comentario que me dejaste en "Hoja de vida", te lo agradezco mucho. Creo que finalmente sí estoy un poco loco. Jajaja. ¡Saludos!

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  6. Licenciado, este texto me inquieta. Yo he pensado mucho en el asunto de los desmadres psicológicos que tenemos y a veces me agobio. Porque trabajando en uno mismo, se descubre parte del mugrero que antes sólo se veía en los otros, jajaja. Entiendo que usted se refiere a que, con el tiempo, ha aprendido a deshacerse de relaciones con personas dia tiro dañinas; aunque iniciara su post echando verbo acerca de las notas de demencia en las personalidades cercanas al arte y la cultura. Intentar esclarecerse a uno mismo es muy chingón, pero implica muchas renuncias voluntarias. Lo felicito.
    Lacarmenalanís

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  7. Gracias, licenciada. Sí, creo que el punto es trabajar en uno (en nadie más, claro). Quizá por el hecho de que he avanzado unos cuantos pasos puedo voltear hacia atrás y ver más claro.
    También esto de las renuncias, pueden ser voluntarias o involuntarias, je.
    Qué chido que usted trabajo en usted, que se pregunte cosas y busque relacionarse de mejor modo, emepezando con uno mismo. Pienso que el agobio se reduce un poco cuando uno camina.
    La abrazo.

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