martes, 9 de marzo de 2010

Yo clasifico curvas


Como ya es sabido, nuestros hijos deben acabar su tarea de matemáticas en una sola tarde, resolver los problemas correctamente, y escribir los resultados de manera clara generalmente en no más de una página por cada uno.

Pero ¿qué pensaría usted si le cuento que un solo problema de matemáticas puede necesitar de unos 450 años de trabajo, de echarle coco, por así decirlo?

En 1637, el matemático francés Pierre de Fermat formuló una lista de 10 problemas no resueltos, el último de los cuales lo dejó, involuntariamente, para la posteridad.

El galo aventó ese trompo a la uña de los demás investigadores amantes de los números y las ecuaciones antes de retirarse de este mundo.

Pasaron al pizarrón diversos científicos que aportaron algunos avances parciales al resultado, pero fue hasta 1995 que el matemático inglés Andrew Wiles entonces de 43 años, dio con la solución final.

“He platicado con Wiles, hemos coincidido en algunos congresos, ahora trabaja en Princeton”. Eso me lo está diciendo ahora Gavril Farkas, un matemático de 36 años nacido en Rumania en donde estudió la licenciatura.

El investigador, quien ha estudiado en Holanda y trabajado en Estados Unidos por varios años, es la máxima autoridad en el mundo en un tema tan especializado como desconocido para el resto de los mortales: la clasificación de curvas, un asunto que podrá parecer del pleno dominio de cualquier taxista, pero en cuanto a las matemáticas, es una rama muy utilizada por la geometría algebraica.

Delgado, alto, de tez blanca, Gavril Farkas es profesor en la Universidad Humbolt de Berlín, el mismo instituto en el que trabajó Albert Einstein antes de huir del nazismo en 1933. En esa universidad, el científico rumano imparte dos cursos por semestre y el resto del tiempo se dedica a investigar.

Unas matemáticas guapachosas
“En los últimos diez años ha estado de moda una rama conocida como geometría tropical”, me dice. Y lo primero que me viene a la mente es cierto tipo de música, un baile lleno luces geométricas y mucho sabor. “¿Y por qué se le llama tropical?”, le pregunto, “¿no se refería más bien a algo relacionado con tópicos, por qué trópicos?”

“Ah”, dice Farkas, “es que el matemático que la trabajó en los años 50 estuvo algún tiempo en Brasil.

“En realidad era un emigrante de origen húngaro que se instaló en Francia. De ahí fue a Brasil y a su regreso, sus colegas franceses se preguntaron, ‘¿cómo le llamaremos a este tipo de geometría?’, y alguien se le ocurrió: ‘ya que él estuvo en Brasil, llamémosle geometría tropical’”, dice sonriendo.

“Y bueno, la geometría tropical no se baila, supongo. En términos prácticos”, le pregunto”, ¿al menos se tararea? ¿de qué se trata esta rama?”.

“Es una especie de diccionario que traduce un problema geométrico en un problema combinatorio. Se resuelve, y luego se regresa. Es un cambio de perspectiva”, explica.

Mientras nos despedimos, pienso que 450 años es mucho para un problema matemático... Quizá toda un tarde, también.

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