domingo, 14 de marzo de 2010

Hablemos mal de las mujeres

Quienes me conocen saben que al género femenino lo tengo en un lugar especial. Admiro su potencial y una perspectiva única y compleja que tienen de ver muchas de las cosas que pasan a su alrededor. Desde hace años, y por simple gusto, trato de conocer, leer, preguntar acerca del ser mujeres, esos seres misteriosos y a veces incomprensibles, pero casi siempre interesantes.

No quiero exponer ahora lo que opino sobre los asuntos de género, sólo diré que me considero feminista en el sentido de que las mujeres bien se les debería respetar más y reconocer mejor sus derechos. No estoy de acuerdo con el feminismo militante, ese que defiende a toda costa cualquier cosa por el solo hecho de provenir de una mujer; me parece que eso es igual de sexista (y por lo tanto indeseable) como decir que todo lo que hace un hombre está bien sólo porque proviene de un varón.

Pues bien. Valoro mucho el potencial que tienen muchas mujeres en tanto que personas. Es decir, para mí primero son personas y después son personas en su versión mujer, con todas las diferencias que nos distinguen de los varones.

Entonces estoy en contra del sexismo, ese que dice que las mujeres deber ser así y los hombres deben ser asá. Pero también estoy consciente que esos roles sociales cumplen una función, mas no por eso deben estar exentos de reflexión, de crítica, de revisión.

Y así como considero que nuestra cultura y nuestra falta de herramientas nos pide, nos exige a los varones cosas tan deplorables como aceptar ser depredadores de los otros a quienes consideramos como más débiles, así también creo que hay una serie de factores en nuestra cultura que les impide a las mujeres desarrollar todo su potencial.

Y de ahí saco yo que muchas mujeres bailan al son que les toquen, aceptan que pasen por encima de ellas porque creen que eso es lo más normal. Algunas otras entran al juego, aceptan las reglas, y aprenden a mentir, chantajear, controlar por medio de sus herramientas, algunas de ellas consisten en saber bien cómo funcionamos los hombres, ser conscientes de qué pata cojeamos y utilizar eso a su favor.

Por eso creo que es importante la crítica, no en contra de una persona en particular, sino en este caso, de modelos que yo llamo mediatizados, es decir, esos mandatos que nos dicta la cultura a través de los medios, los lugares comunes, el proceder machista y discriminador en contra del otro (en la cultura machista, la profunda otredad es la mujer y el homosexual).

Ya entrando en materia, una de las cosas que más critico de las mujeres es su propia objetalización, su ascenso al mercado de cuerpos (en contraposición con ideas, habilidades, sentimientos, emociones), en donde una de las primeras cosas que aprenden a hacer es someterse a la implacable dictadura de la mirada, empezando por la propia.

Este es el motivo por el que las mujeres, diseñadoras natas, se transvisten, mutan constantemente su apariencia, inciden sobre su cuerpo y lo manipulan tratando cada día de conferirle una armonía distinta cada día de la semana.

Seguramente el tema es más profundo de lo que lo expongo aquí, pues se sabe que toda mujer se conecta de modo particular con sus estados de ánimo, su vibración interior y el diálogo que tiene en ese momento consigo misma. Y eso se refleja en su modo de presentarse ante el espejo de su mirada. Eso prueba de que son seres complejos, pues.

Ayer estaba platicando con una mujer de 38 años a quien conozco desde hace 15. Tomábamos café mientras leíamos cada quien una revista en silencio. De pronto ella levanta la vista y me dice: “Descubrí que soy transexual”. La declaración no me extraña, lo que me extraña es la claridad y lo tardío del comentario.

"¿Cómo es eso?" Le pregunto. Sospecho que hay cosas interesantes detrás de ello. Hay ideas que me parecen interesantes independientemente de quién vengan, quiero decir, independientemente de su inteligencia emocional. En este caso, conozco lo suficiente a esta mujer como para saber que me dirá algo a lo que le ha dado tres vueltas antes de soltarlo.

“Sí”, prosigue, “siento que soy un hombre en un cuerpo de mujer, es decir, en muchas cosas me identifico más con el ser hombre, aunque claro, siento y pienso como mujer, es más, me gustan los hombres, a las mujeres las desprecio”.

“¿Por qué las desprecias?”, le pregunto con curiosidad. “Pues porque les enseñan a ser
vulnerables para obtener lo que quieren, y compran muy barato lo que les venden”.

“¿Pero no consideras que un puñado de mujeres, destacadas, autónomas, independientes, libres, no cumplen con este patrón?”

“Ajá, sí, son mujeres que se distinguen por dos cosas. En primer lugar se formaron en su mayoría en un ambiente de hombres, ya sea por medio del papá o bien por medios de los hermanos mayores; y en segundo lugar se les trató y educó como personas, no como taradas. Por eso yo desprecio a las mujeres que quieren tener cien pares de zapatos, por esa forma en que fueron educadas, como si fueran objetos”.

Estoy de acuerdo con estas opiniones. Además considero que es algo contradictorio que gran parte de las mujeres se habitúen a transvestirse, a objetalizarse, a entrar al mercado de cuerpos de sus propias imágenes erotizadas, y después se quejen de que no se les toma en cuenta por lo que sienten, por lo que piensan, por lo que hacen, en una palabra por lo que son, y que es algo que está mucho más allá de las simples apariencias que tan esmeradamente retocan.

Por último pienso que una persona para que se realice como tal, necesita sencillamente educación y libertad. Lo diré de un lado: una mujer para que se realice necesita de educación y plena libertad. Desgraciadamente el catálogo en donde priva la imagen, la pretendida eterna juventud y el deseo de prestigio es bastante amplio.

***

Dilo más fuerte
Ahora un breve compendio de declaraciones que mueven a la reflexión:

"—Señorita Antioquía: ¿usted cree que la mujer es el complemento del hombre?"
—Yo creo que el hombre se complementa al hombre, hombre con hombre y también mujer con hombre del mismo modo en el sentido contrario. Estamos para darnos cariño, para darnos amor, ¿y la mujer es el complemento del hombre?... En un sentido muy bello, porque le da amooor, también le da el cariño, el mundo está evolucionando y cada vez le damos más amor a los hombres, que en el caso colombiano alguna vez fueron machistas". Verónica Velasquez, señorita Antoquía 2008.

"No es la contaminación lo que está dañando nuestro ambiente. Son las impurezas en nuestro aire y en nuestra agua lo que lo están haciendo". Pamela Anderson, febrero del 2000.

"Esa rastrera sinvergüenza merece ser muerta a patadas por un asno, ¡y yo soy justo la indicada para hacerlo!" Claudia Schiffer. Actriz y modelo, refiriéndose a Naomi Campbell, 1998.

"El fumar mata, y si te mueres, has perdido una parte importante de tu vida". Brooke Shields, entrevistada para una campaña estadounidense antitabaco, 1998.

"—Si usted pudiera vivir para siempre, ¿lo haría y por qué?"
"—Yo no viviría para siempre porque no deberíamos vivir para siempre, porque si se supusiera que deberíamos vivir para siempre, entonces viviríamos para siempre, pero como no podemos vivir para siempre, que es lo cual, yo no viviría para siempre". Miss Alabama en el Concurso Miss América 1994.

"Siempre que veo la tele y veo a esos pobres niños hambrientos en todo el mundo, no puedo evitar llorar. Quiero decir: me encantaría ser así de flaquita, pero no con todas esas moscas y muerte y esas cosas". Mariah Carey, cantante, 1998.

"Es maravilloso estar aquí, en el maravilloso estado de Chicago". Jennifer López, 2000.

"No he cometido ningún delito, lo que hice fue no cumplir con la ley". Jennifer López, al ser detenida junto con Puff Daddy en el 2000.

"—Si hubiese un holocausto nuclear ¿qué pareja elegiría usted en todo el mundo (hombre y mujer) para preservar y multiplicar la especie humana?"
"—Al Papa y a la Madre Teresa de Calcuta". Carolina Zúñiga, candidata a Miss Chile 2000.

"—¿Qué clase de música te gusta?".
"—A mí me gusta la música de CD". Natalia Paris, entrevistada como modelo para la revista Time.

"—¿A qué lugar le gustaría viajar y por qué?".
"—A Roma, porque es la tierra en donde nació nuestro Señor Jesucristo". Marilu Bonchini, candidata a Miss Argentina 1999.

"Yo nunca he fumado marihuana porque eso da celulitis". Valeria Mazza, modelo.

"—¿A qué personaje le gustaría conocer?"
"—Definitivamente me gustaría conocer a la princesa Lady Di, afortunadamente ya se murió". Alexia Zambrano, candidata a Miss Colombia, 2002.

"—¿Usted cree que todas las bonitas son brutas?".
"—No, también hay feas que son brutas". Paris Hilton, heredera de una cadena hotelera.

"Me da tristeza ver a tantos niños y ancianos afectados por el surimi". Ninel Conde.

4 comentarios:

  1. Entiendo que sí, hay algunas mujeres que se pasan de superficiales y materialistas y estan más interesadas en verse bien que en cultivarse. Pero por otra parte y en esta me incluyo, habemos quienes nos interesan otras cosas, crecer como persona, como madre, como mujer. Y si tuviera 100 pares de zapatos, eso no me haría más estúpida, no me molestaría tener 100 zapatos si tengo donde meterlos. A las mujeres nos gusta la variedad. Pero mi vida no se detiene en eso y algunas de nosotras le damos la importancia a lo que debe ser importante.

    Cuando existe este desprecio hacia el propio género es porque seguramente no se está contenta con una misma y trata de ver lo patético de la vida de los demás, sin querer ver lo patético de una. Digo, antes de criticar por qué no damos un vistazo a lo que nosotros hacemos?

    Será que en lo particular, hace un tiempo dejé de compadecerme y me puse hacer una mejor versión de mi. Tengo amigas que podrían gastarse su sueldo en una bolsa pero no por ello son más superficiales si no que no tienen hijos y su dinero se lo pueden gastar en lo que les de la gana y darse los lujos que quieran.

    Acaso los hombres no tienen esos mismos arranques? de coleccionar cosas, o comprar toda una temporada de futbol? o en el estereo del carro?

    Sí, la mujer se vende, pero el hombre también, y aqui el problema tambien es de quién lo compra.

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  2. Mi amor, estoy criticando un patrón de conducta que siguen, creo yo, más del 70 u 80 por ciento, en este caso de las mujeres. Es decir, que no estoy defendiendo o criticando a una mujer u otra en particular. Pensé que eso había quedado claro. Bueno. Por otra parte hay aspectos nefastos, deplorables que ejercemos buen número de hombres (muchísimos) y no tengo ningún problema en mencionarlo. Sentir un desprecio absoluto por lo que hacen esos hombres no creo que me haga descontento conmigo mismo.
    Por otra parte considero que el consumismo obsesivo, la ludopatía y el fanatismo (por ejemplo a un equipo de futbol) generalmente (conozco una sola excepción) están alejados de la reflexión.
    En mi opinión, el consumismo, el juego, incluso la moda, es una forma de intentar llenar un vacío, una soledad, y no enfrentarse con uno mismo.
    Y de lo que dices de las mujeres materialistas, les llamo así a las partidarias del materialismo, y me sería muy interesante escuchar a una compañera decir su opinión sobre esa doctrina filosófica.

    No me puedo imaginar una persona, mujer u hombre, para la que tener cien pares de zapatos sea un fin en si mismo, y al mismo tiempo piense que hay cosas más importantes como los asuntos públicos o como la forma en que se relaciona con otros. Perdón, pero para mí una persona que se gasta todo su sueldo en una bolsa es alguien frívolo. Lo cual no la hace una persona nociva para nadie, simplemente frívola.

    En cuanto de quién es problema, de quien compra o de quien vende, como dices al final de tu comentario, pienso que sí, al igual que en la moda, el hombre es el que dicta la pauta, dicta lo que luego desea comprar, consumir. ¿Estará en las mujeres cuestionar ese modelo y tratar de romperlo?

    ***
    Por fortuna creo que los visitantes a este blog, incluyéndote a ti, aceptan conocer opiniones diversas, puntos de vista distintos a los comunes siempre que estén argumentados.
    Muchas gracias por leerme, y más por comentar. Te quiero.

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  3. Licenciado, qué post tan chingonérrimo!

    Fíjese cómo en estos caminos del dios y del diablo es complicado ser humano; hombre o mujer. Yo he andado trabajando en mí misma, en mi autonomía, libertad y autosuficiencia, con cierto acompañamiento terapéutico. Le cuento algo chistoso: lotro día me sentí una diosa total porque me di cuenta de que me había mudado de casa prescindiendo de lloriqueos y de la ayuda masculina. Casi lo hice todo sola porque así lo decidí. Ya que terminé de instalar un boiler, parar fugas de agua, hacer agujeritos en la pared con un martillo oxidado, pintar paredes, cargar muebles; me puse a decorar con velitas y plantas, para ordenar mis cien pares de zapatos al final del día y hornear un pastelillo milky way y ponerme a leer La vida nueva, del Orham Pamuk.

    Gracias por esta reflexión suya. Yo creo que una clave es asumir lo femenino y masculino que tenemos para intentar ser íntegros. Es complicado, pero hay más tiempo que vida.

    Abrazos dos.

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  4. Uy, licenciada, es que usted ya está un poco más allá del bien y del mal, pero no por eso se detiene. Qué bien. Qué bella persona hay en usted. Le mando un abrazo y salud por su palacio y su guarida.

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