lunes, 29 de marzo de 2010

Hablemos bien de las mujeres

Empezamos hablando mal de las mujeres, del oropel que envuelve una frivolidad radiante y voluptosa, de esa niebla que no deja ver el fondo y sí pone en evidencia el predominio de la imagen sobre algo más hondo y mucho menos sujeto a las leyes del tiempo y la gravedad.

Empezamos hablando mal de ellas, y vino Ángela, una dichosa amante de las matemáticas, a decirnos que le importa más realizarse como persona de ciencia que preocuparse por la cantidad y el modelo de sus zapatos.

Y es que hay algo en las mujeres que nos incumbe a todos, porque todas tienen algo que nos hace crecer. Si más Estados, por ejemplo, estuvieran gobernados por mujeres comprometidas, con toda seguridad disminuirían las guerras, pues sólo una madre podría entender el significado de ir a matar al hijo de otra madre. Ahora bien, en un pleito legal, una mujer se pondría del lado de sus hijos, incluso por encima de ella misma, a diferencia de un hombre, que ante todo enarbolaría la bandera de la "ley", o de la "razón", aunque fuera injusta.

Es cierto que hay muchos hombres que luchan por la justicia por plena convicción, pero también es cierto que esos mismos hombres muchas veces no tienen ni una vaga idea de las necesidades emocionales y afectivas de sus propios hijos, porque a veces ni los conocen.

Sí, hay algo del alma femenina que nos incumbe a todos. Los invito a que asistan a escuchar lo que algunas mujeres tiene que decir sobre su género, especialmente de sus congéneres más destacadas, en voz de ellas mismas.

viernes, 26 de marzo de 2010

Miranda

Miranda. Miranda. No quiero olvidar ese nombre. Miranda. Porque hoy Miranda cumple años. Porque fui a su casa y no la vi. Porque no me quedé a su fiesta que empezaba a las seis y media. Porque no habría podido mirarla bien. Porque me habría puesto a chillar de aquí hasta la casa de enfrente. Porque sí lloré pero no de alegría. Porque Miranda cumple años. Porque habría querido abrazarla contra mí. Porque habría querido besar mucho a Miranda. Miranda. Porque su mamá hace días no llegó por ella. Porque cruzó cuando las camionetas. Porque salió del trabajo y unos hombres de verde. Porque los dientes del diablo saltaron hasta otras ventanas. Porque le dispararon por completo. Porque alzaba los brazos gritando auxilio. Porque le dieron primero en las piernas para que se cayera. Porque los hombres entrenados le dispararon después en la nuca. Porque dijeron que era delincuente. Porque sólo trabajaba 10 horas diarias. Porque estudiaba y trabajaba y sobre todo porque Miranda. Porque Miranda. Porque Miranda hoy cumple tres años.

domingo, 21 de marzo de 2010

Dejemos el amor para después

Empecé a escribir como la mayoría de los que empezaron a escribir muy jóvenes, por una mujer, o para conseguir novia, o para tener algo que le pudiera llamar la atención a una mujer.

Cuando entré a la prepa no había tenido ninguna novia, pero bueno, no llevaba un registro de eso. Al poco tiempo me fui acercando a la compañera de junto, una chava que me interesó, morena, pelo rizado, muy seria y aplicada. Se llamaba Mirthala. Y la imagen que guardo de ella es del día que llevaba falda de mezclilla, blusa color acua de manga corta y las pestañas pintadas de no sé qué color. A las pocas semana le dije: ¿Quieres ser mi novia? Y un sábado de septiembre me dijo que sí por teléfono. Duramos unos 15 días de novios, luego la cambiaron de grupo al de enseguida porque había habido un error en las listas. Me quedé un poco triste. Lo más que pasó fue que le di un sopresivo beso en la mejilla camino a su casa.

Como Mirthala se había ido al salón de enseguida, me acerqué a su mejor amiga. Ella se conmovió de que la hubieran cambiado de salón y pues me acompañó un poco en el trance. Y nos hicimos muy amigos. De Mirthala ya ni hablábamos. Ahora éramos ella y yo. De hecho con Mirthala creo que ni nos conocimos bien pues no platicábamos ni salimos. Luego me debió haber cortado, supongo. Pero no me acuerdo. El caso es que la amiga y yo nos hicimos terriblemente inseparables. Ella le gustaba leer y también se aplicaba en la escuela. Su nombre es Sofía.

Meses después le dije que estaba enamorado de ella y me dejó de hablar. Vinieron las vacaciones y al siguiente semestre me dejó de hablar. Luego pasó otro semestre y tampoco me habló. Para el último semestre me levantó el castigo y me volvió a dirigir la palabra, a condición de que el tema aquel quedara en el olvido. Pero en esos dos semestres empecé a escribir. En ese tiempo sabía menos que ahora de lo que era la poesía, pero para mí la poesía tenía que ser rimada, así que le escribía "poesías" que no eran otra cosa que cartitas pero todas rimadas, y por eso, porque eran rimadas, se escuchaban bien. Recuerdo que una de esas cartas, de unas 10 o 15 estrofas, terminaba diciendo:


Si aceptases mi amistad
perdonando lo que he sido
no dudes que estaré
infinitamente agradecido

El asunto es que no me conformaba con escribir esto, sino que además lo publicaba en el periódico mural de la escuela, de tal modo que todo el mundo se enteró que yo me traía algo con la tal Sofía. Al salir yo me fui a Ingeniería y ella se esperó un semestre y luego entró a Filosofía y Letras. Un día ella me invitó de oyente y empecé a ir a la facultad por unos tres años. Bueno, pero esa es otra historia. Sofía fue mi mejor amiga por muchos muchos años, y mis primeros poemas y cuentos fueron para ella, para el amor puro y sublimado que le profesaba. Nada de deseo ni de ningún acercamiento, era una especie de amor platónico. En ella está la génesis de aquella ciudad llamada Yadivia, que no es sino la historia de esa amistad ofrecida en una enorme metáfora de idealización. Una historia vocacional.

Pero desde esos lejanos días yo me proponía ser "escritor". Debería tener 16 ó 17 años. Y de mujeres, nada. Bueno, sí, alguna, una, que cuando me cortó me juré, como cualquier drama de adolescente despechado en toda forma, que se arrepentiría. Muchos años después me la volví a encontrar y me dijo algo muy bonito. Pero esa es otra historia.

Decía que estaba convencido que alguna gracia debía yo de tener, pues no era el mejor goleador, ni el más guapo, ni el más inteligente. Las chavas siempre se fijaban en otros. Tristemente se fijaban en los más patanes.

Creo que me pasó algo similiar que a un escritor muy conocido que cuando estaba en tercer año de primaria la maestra preguntó al grupo que qué querían ser de grandes. El escritor, bueno, el niño, dijo que él quería ser presidente. La maestra casi se burló de él diciéndole que no podía ser presidente porque su familia era protestante. El niño yo creo que que se quedó un poco traumado al escuchar algo así como que no tenía la capacidad. Pues cuando creció, si bien no se hizo presidente, sí desarrolló una inteligencia bien cabrona para critcar al presidente jaja, al poder, a los funcionarios, a toda la clase política. La maestra lo sobajó bien cabrón y el alumno sacó la casta: se hizo inteligente. O al menos lo que socialmente se conoce como inteligente, capacidad de crítica, buena memoria y, muy especialmente, lector de un chingo, pero un chingo de libros.

Bueno, pues si yo recibí alguna vez el mensaje de no ser digno de atención para ninguna mujer, pues me fui al lado opuesto, y desarrollé la capacidad de llamar la atención por medio de lo que escribía. Más de una vez un poema mío fue el detonante, la excusa, la servilleta, el roce. No era un seductor: me involucraba, lo que terminaba de resultar convincente.

Pero dejemos el amor para después: cada vez esto de escribir lo siento más difícil.

Al paso de los años esto de escribir fue adquiriendo otra tónica. Antes escribía más, ahora le pienso, le doy vueltas; es fácil que no me guste del todo lo que hago porque a veces siento que me puedo estar engañando yéndome por la fácil. Creo que me exigo un poco más, o más bien es más difícil que me dé gusto.

Para mí escribir ya no tiene que ver con la opinión de alguna mujer. Tampoco con si ando deprimido o triste. Hoy tiene que ver más con trabajar un sentimiento, una sensación, una imagen, un concepto, y darle la forma en que me gustaría que se leyera. Es algo así como intentar poner sobre la mesa un platillo calentado a 54 grados centígrados, pero sin termómetro a la mano, sólo calculando, quitando o poniendo el calor adecuado, como intuyendo cada palabra, pero teniendo muy claro el resultado final.

Pero es cierto, esa sensación o esa imagen o esa idea ya está dentro de uno. Ya la traigo, pero ahora trato de darle forma, escribir en el pentagrama de la hoja en blanco, el ritmo, la velocidad, la textura, la atmósfera que será interpretada por otra persona. En una palabra, hacer que lea (entiéndase piense y sienta) lo que yo quiero que lea y al ritmo que deseo.

Y sobre lo otro, con escribirle a una mujer, ahí están todos los poemas que me ha inspirado mi amada Nube, mi Carmen, mi mujer, que algún día voy a recopilar.

Por expresar ese lado del corazón, sigo sin batallar, bendito sea Dios.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Disfruto mucho las matemáticas

Ángela Ortega Ortega fue una niña peculiar porque le gustaban las matemáticas, porque las disfrutaba y les encontraba algo de diversión a la vez que de desafío. Cuando estaba en segundo año de primaria, su madre un día no la encontró en la escuela: se la habían llevado a otro plantel a concursar en matemáticas. En el certamen, luego de tres reñidos desempates, obtuvo el segundo sitio en la competencia de zona. “Pasaban de las dos de la tarde”, recuerda “pero me gustó esa experiencia”.

Nadie iba a imaginar que veinte años después, ese mismo gusto la iba a llevar muy lejos de su natal Monterrey.

“Conforme avanzaba de grado”, rememora “encontraba cierto encanto de descubrir algo nuevo”.

En 1er. grado de secundaria participó en un concurso nacional de Matemáticas, en Veracruz, donde obtuvo el quinto lugar.

En la prepa un maestro le dijo que como matemática, su futuro sería dar clases, que de preferencia escogiera una carrera más redituable, ingeniería, por ejemplo, de lo contrario sería un desperdicio. Pero Ángela siguió firme en hacerle más caso a su gusto por seguir con sus descubrimientos con los números

“Me inscribí en Físico Matemáticas, en Computación, más por la facultad que por la carrera. Una vez que estuve ahí, pues me tocaron buenos maestros”, dice.

Pero ella como alumna tampoco se quedó atrás, ya que obtuvo el primer lugar de su generación.

“En segundo semestre me cambié a Matemáticas; la verdad terminar o no dando clases no era algo que me preocupara.”

Luego de concluir la licenciatura en Matemáticas, Ángela ingresó a la maestría en la misma disciplina en el Centro de Investigación en Matemáticas, CIMAT, en la ciudad de Guanajuato, en donde estuvo de 1996 a 1999.

“En la licenciatura te enseñan matemáticas más bien elementales, más o menos hasta los años treinta o cuarenta. En cambio en la maestría en el CIMAT vimos otro tipo de matemáticas, digamos que más modernas. Ahí supe de la existencia de otras áreas.”

Al terminar la maestría Ángela siguió con un doctorado en Matemáticas en la Universidad de Niza, Francia, pero antes tomó un curso de un año en aquel país sobre espacios moduli de haces vectoriales.

Finalmente, el 15 de septiembre del 2003, nueve días después de cumplir 28 años, se graduó con mención de honor como doctora en Matemáticas con una tesis sobre geometría algebraica.

¿Cómo es el trabajo de un matemático?
"A los matemáticos nos gusta escuchar a otros hablar sobre su trabajo, no es lo mismo que lo leas. El proceso de enseñanza aprendizaje está más basado en la explicación en persona, además del placer de hablar de algo que te gusta, digamos que es un placer que te caiga el veinte."

¿Cómo te ves de aquí a diez años?"Haciendo lo mismo, en cualquier lado."

¿En qué lugares has impartido conferencias, o pláticas, como tú las llamas?"En Estados Unidos, Francia, Inglaterra y Alemania."

¿Y a congresos, como participante, a dónde has ido?
"A España, Italia, Alemania, Francia, Corea, Japón y Brasil."

Parece que es fácil viajar siendo matemático
"Lo que pasa es que como las matemáticas no necesitan laboratorios ni grandes equipos, pues buena parte del dinero se invierte en poner a muchos matemáticos juntos."

Y efectivamente, a Ángela eso de dar clases siempre la tuvo sin cuidado, paradójicamente actualmente imparte matemáticas en una de las más prestigiosas instituciones europeas: la Universidad Humboldt de Berlín, un centro por cuyas aulas han pasado desde los filósofos Schopenhauer y Hegel, hasta el físico Albert Einstein y la expresidenta de Chile, Michel Bachelet, sin mencionar una lista de 29 premios Nobel.

Desde Berlín, ¿qué piensas de la moda?
"Tendrías que preguntarme más precisamente. Lo primero que se me ocurre son esos vestidos sofisticados y originales de diseñadores que veo en los escapartes cerca de la casa en Berlín. Aprecio la originalidad y me gusta verlos, aunque no usaría muchos de ellos. En general no pienso mucho en la moda."

¿Qué harías si te digo que te regalo 30 pares de zapatos?
“Pues si me los regalas de golpe lo primero que pienso es: ¿me quedarán? ¿dónde los pongo? si me das un bono para comprar 30 zapatos a gastar de un jalón, pues yo creo que terminaría compartiéndolo con alguna amiga o Gavi… me daría flojera comprar tantos zapatos. En general me gusta un cierto tipo de zapatos y no cambio mucho de estilo; los uso hasta que me los acabo. Ahora mismo tengo tres pares usables, las sandalias, los tenis y los zapatos que excepcionalmente uso cuando me pongo un vestido. Me interesa más la funcionalidad de los zapatos que la variedad: los zapatos de correr, los zapatos de ocasiones elegantes, los de diario, los de nieve, los de calor. Y muy importante: tooodos deben saber bailar: zapato que no baila, zapato que no sale del clóset.”

Ah, porque a Ángela, por cierto, también le gusta mucho bailar.

domingo, 14 de marzo de 2010

Hablemos mal de las mujeres

Quienes me conocen saben que al género femenino lo tengo en un lugar especial. Admiro su potencial y una perspectiva única y compleja que tienen de ver muchas de las cosas que pasan a su alrededor. Desde hace años, y por simple gusto, trato de conocer, leer, preguntar acerca del ser mujeres, esos seres misteriosos y a veces incomprensibles, pero casi siempre interesantes.

No quiero exponer ahora lo que opino sobre los asuntos de género, sólo diré que me considero feminista en el sentido de que las mujeres bien se les debería respetar más y reconocer mejor sus derechos. No estoy de acuerdo con el feminismo militante, ese que defiende a toda costa cualquier cosa por el solo hecho de provenir de una mujer; me parece que eso es igual de sexista (y por lo tanto indeseable) como decir que todo lo que hace un hombre está bien sólo porque proviene de un varón.

Pues bien. Valoro mucho el potencial que tienen muchas mujeres en tanto que personas. Es decir, para mí primero son personas y después son personas en su versión mujer, con todas las diferencias que nos distinguen de los varones.

Entonces estoy en contra del sexismo, ese que dice que las mujeres deber ser así y los hombres deben ser asá. Pero también estoy consciente que esos roles sociales cumplen una función, mas no por eso deben estar exentos de reflexión, de crítica, de revisión.

Y así como considero que nuestra cultura y nuestra falta de herramientas nos pide, nos exige a los varones cosas tan deplorables como aceptar ser depredadores de los otros a quienes consideramos como más débiles, así también creo que hay una serie de factores en nuestra cultura que les impide a las mujeres desarrollar todo su potencial.

Y de ahí saco yo que muchas mujeres bailan al son que les toquen, aceptan que pasen por encima de ellas porque creen que eso es lo más normal. Algunas otras entran al juego, aceptan las reglas, y aprenden a mentir, chantajear, controlar por medio de sus herramientas, algunas de ellas consisten en saber bien cómo funcionamos los hombres, ser conscientes de qué pata cojeamos y utilizar eso a su favor.

Por eso creo que es importante la crítica, no en contra de una persona en particular, sino en este caso, de modelos que yo llamo mediatizados, es decir, esos mandatos que nos dicta la cultura a través de los medios, los lugares comunes, el proceder machista y discriminador en contra del otro (en la cultura machista, la profunda otredad es la mujer y el homosexual).

Ya entrando en materia, una de las cosas que más critico de las mujeres es su propia objetalización, su ascenso al mercado de cuerpos (en contraposición con ideas, habilidades, sentimientos, emociones), en donde una de las primeras cosas que aprenden a hacer es someterse a la implacable dictadura de la mirada, empezando por la propia.

Este es el motivo por el que las mujeres, diseñadoras natas, se transvisten, mutan constantemente su apariencia, inciden sobre su cuerpo y lo manipulan tratando cada día de conferirle una armonía distinta cada día de la semana.

Seguramente el tema es más profundo de lo que lo expongo aquí, pues se sabe que toda mujer se conecta de modo particular con sus estados de ánimo, su vibración interior y el diálogo que tiene en ese momento consigo misma. Y eso se refleja en su modo de presentarse ante el espejo de su mirada. Eso prueba de que son seres complejos, pues.

Ayer estaba platicando con una mujer de 38 años a quien conozco desde hace 15. Tomábamos café mientras leíamos cada quien una revista en silencio. De pronto ella levanta la vista y me dice: “Descubrí que soy transexual”. La declaración no me extraña, lo que me extraña es la claridad y lo tardío del comentario.

"¿Cómo es eso?" Le pregunto. Sospecho que hay cosas interesantes detrás de ello. Hay ideas que me parecen interesantes independientemente de quién vengan, quiero decir, independientemente de su inteligencia emocional. En este caso, conozco lo suficiente a esta mujer como para saber que me dirá algo a lo que le ha dado tres vueltas antes de soltarlo.

“Sí”, prosigue, “siento que soy un hombre en un cuerpo de mujer, es decir, en muchas cosas me identifico más con el ser hombre, aunque claro, siento y pienso como mujer, es más, me gustan los hombres, a las mujeres las desprecio”.

“¿Por qué las desprecias?”, le pregunto con curiosidad. “Pues porque les enseñan a ser
vulnerables para obtener lo que quieren, y compran muy barato lo que les venden”.

“¿Pero no consideras que un puñado de mujeres, destacadas, autónomas, independientes, libres, no cumplen con este patrón?”

“Ajá, sí, son mujeres que se distinguen por dos cosas. En primer lugar se formaron en su mayoría en un ambiente de hombres, ya sea por medio del papá o bien por medios de los hermanos mayores; y en segundo lugar se les trató y educó como personas, no como taradas. Por eso yo desprecio a las mujeres que quieren tener cien pares de zapatos, por esa forma en que fueron educadas, como si fueran objetos”.

Estoy de acuerdo con estas opiniones. Además considero que es algo contradictorio que gran parte de las mujeres se habitúen a transvestirse, a objetalizarse, a entrar al mercado de cuerpos de sus propias imágenes erotizadas, y después se quejen de que no se les toma en cuenta por lo que sienten, por lo que piensan, por lo que hacen, en una palabra por lo que son, y que es algo que está mucho más allá de las simples apariencias que tan esmeradamente retocan.

Por último pienso que una persona para que se realice como tal, necesita sencillamente educación y libertad. Lo diré de un lado: una mujer para que se realice necesita de educación y plena libertad. Desgraciadamente el catálogo en donde priva la imagen, la pretendida eterna juventud y el deseo de prestigio es bastante amplio.

***

Dilo más fuerte
Ahora un breve compendio de declaraciones que mueven a la reflexión:

"—Señorita Antioquía: ¿usted cree que la mujer es el complemento del hombre?"
—Yo creo que el hombre se complementa al hombre, hombre con hombre y también mujer con hombre del mismo modo en el sentido contrario. Estamos para darnos cariño, para darnos amor, ¿y la mujer es el complemento del hombre?... En un sentido muy bello, porque le da amooor, también le da el cariño, el mundo está evolucionando y cada vez le damos más amor a los hombres, que en el caso colombiano alguna vez fueron machistas". Verónica Velasquez, señorita Antoquía 2008.

"No es la contaminación lo que está dañando nuestro ambiente. Son las impurezas en nuestro aire y en nuestra agua lo que lo están haciendo". Pamela Anderson, febrero del 2000.

"Esa rastrera sinvergüenza merece ser muerta a patadas por un asno, ¡y yo soy justo la indicada para hacerlo!" Claudia Schiffer. Actriz y modelo, refiriéndose a Naomi Campbell, 1998.

"El fumar mata, y si te mueres, has perdido una parte importante de tu vida". Brooke Shields, entrevistada para una campaña estadounidense antitabaco, 1998.

"—Si usted pudiera vivir para siempre, ¿lo haría y por qué?"
"—Yo no viviría para siempre porque no deberíamos vivir para siempre, porque si se supusiera que deberíamos vivir para siempre, entonces viviríamos para siempre, pero como no podemos vivir para siempre, que es lo cual, yo no viviría para siempre". Miss Alabama en el Concurso Miss América 1994.

"Siempre que veo la tele y veo a esos pobres niños hambrientos en todo el mundo, no puedo evitar llorar. Quiero decir: me encantaría ser así de flaquita, pero no con todas esas moscas y muerte y esas cosas". Mariah Carey, cantante, 1998.

"Es maravilloso estar aquí, en el maravilloso estado de Chicago". Jennifer López, 2000.

"No he cometido ningún delito, lo que hice fue no cumplir con la ley". Jennifer López, al ser detenida junto con Puff Daddy en el 2000.

"—Si hubiese un holocausto nuclear ¿qué pareja elegiría usted en todo el mundo (hombre y mujer) para preservar y multiplicar la especie humana?"
"—Al Papa y a la Madre Teresa de Calcuta". Carolina Zúñiga, candidata a Miss Chile 2000.

"—¿Qué clase de música te gusta?".
"—A mí me gusta la música de CD". Natalia Paris, entrevistada como modelo para la revista Time.

"—¿A qué lugar le gustaría viajar y por qué?".
"—A Roma, porque es la tierra en donde nació nuestro Señor Jesucristo". Marilu Bonchini, candidata a Miss Argentina 1999.

"Yo nunca he fumado marihuana porque eso da celulitis". Valeria Mazza, modelo.

"—¿A qué personaje le gustaría conocer?"
"—Definitivamente me gustaría conocer a la princesa Lady Di, afortunadamente ya se murió". Alexia Zambrano, candidata a Miss Colombia, 2002.

"—¿Usted cree que todas las bonitas son brutas?".
"—No, también hay feas que son brutas". Paris Hilton, heredera de una cadena hotelera.

"Me da tristeza ver a tantos niños y ancianos afectados por el surimi". Ninel Conde.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Sobre los encuentros con personas que te dejan algo

Me pongo donde hay, me siento frente a la persona dispuesta a hablar, dispuesta a compartir. Y eso a veces me sorprende. No que hable. Creo que todo el mundo quiere hablar y ser escuchado, me refiero a que la otra persona hable, muestre una parte de sí, y uno escuche con mucha atención, incluso en medio del tumulto, del barullo, de la prisa.

Todo está en ponerse ahí y querer escuchar con mucha atención. No había sido consciente de esa posibilidad. Ahora trato de escuchar. Pero no, no es sólo escuchar, sino poner toda tu atención, una atención absoluta. También me he fijado que me sucede de pronto, es decir, no estoy todo el día pensando en eso, en qué es lo que tengo que escuchar hoy, es quizá sólo estar un poco alerta y digamos, como sacarle una foto a esa plática. Después, más tarde, al día siguiente, me caerá el veinte de que ese encuentro tuvo algo.

El jueves pasado, por ejemplo, tomé un taxi al aeropuerto. Y para ahorrarme una lana, tomo primero uno hasta el puente de Apodaca y en el camino platico con el taxista. Luego le cuento que voy al aeropuerto y por lo general, ya bien metidos en la cotorreada, termina por llevarme a punta de taxímetro, y no de tarifa fija, que es carísima.

Pues el taxista del jueves, un tipo con cara de malandro, de esos de pocas palabras, me contó, claro, ya luego de hablar de otros temas, que en otro tiempo se dedicó a empacar droga, es decir, a compactarla con una prensa de cinco mil libras.

Me dijo que ya se había retirado de eso, y que ahora incluso le ofrecían jale. "Pero nel, ahora se trata de matar, andar armado, matar gente, nel". En todo su sentir había un código de ética, incluso en el trato con los militares.

En el trayecto hubo un congestionamiento, y la plática se alargó un poco más. Ahí me platicó de su pasado como judicial, de que tenía o tiene una tarjeta de residente gringo y de su paseo en avioneta por la selva de Chiapas. Hablaba con tanta sinceridad, con tanta naturalidad, que me pareció un buen hombre.

Hablamos de venta de coches, de que si un cártel ofrece la droga en una bolsita con un nudito en contraparte de tal otro, que usa bolsitas estilo zip lock.

Esos encuentros no se repiten todos los días.

Tampoco otro que por poco me hace llorar. Vino una señora. Sesentaicuatro años. Su marido la golpeaba desde el tercer día de casada. Con engaños le quita la casa y se divorcia con todas las argucias ventajosas para él.

Está demás decir que el esposo tiene más de 20 años con otra mujer. La señora sólo pide justicia, y que no le quiten la casa en la que vive. El señor la quiere dejar en la calle. Dice que cuando tiene cita en el juzgado, él la sigue, la amedrenta, la amenza. Eso que hace este señor me parece de lo más bajo que puede haber. La señora pide un vaso de agua que se lleva a la boca, y por poco se le derrama del temblor. Dice que tiene mala la quijada y muchos años ya con azúcar. Su poca educación actuó en su contra, y peor que eso, como ella lo amaba, todo le firmó, todo le creyó.

Sentí indignación, coraje. La señora frente a mí. Me aguantaba las ganas. Mi jefa, no mi mamá, pues, sino mi jefa del trabajo, en el mismo papel y a la vez en otro, me apuró para darle cauce al asunto. Ese día pensé en lo nefastos e impunes que podemos ser algunos hombres por el mero egoísmo.

Otro caso más. Éste el día de hoy. En la comida, luego de una junta en la oficina en la que no estuve, se quedaron a comer. Éramos cuatro en total, y uno de ellos, un tipo de 46 años que pertenece a un grupo de hombres que trabajan en contra de su propia violencia, se quedó en la sobremesa.

Contó que cuando estaba en cuarto de primaria tuvo un maestro que golpeaba a todo aquel que no cumplía con la tarea. El maestro tenía dos tipos de castigo. Preguntaba ¿volantín o columpio?, y bolas, que les daba con el cinto.

Pasaron mucho años. Y un día el alumno, corpulento, muy corpulento, se encuentra con su antiguo maestro en la calle. Se baja de su camioneta, se le acerca y le pregunta "¿volantín o columpio?", y órale, que le arrima una chinga a patadas al maestro.

Él y yo nos quedamos reflexionando un poco sobre la violencia, sobre lo que nos enseña nuestro padre, nuestra cultura.

Pienso que nadie cuestiona que como hombre, nuestros primeros deberes sean aprender a ser transgresores, anhelar ser alguien importante y rechazar todo lo relacionado con la debilidad, ah, y también practicar el deporte del alarde y la bravuconeada.

Después de platicar con este hombre, quien por cierto me recomendó un corto de 2o minutos que acabo de ver que se llama El circo de la mariposa, después de platicar con él, pienso que yo, muchos hombres, tenemos que desaprender muchas cosas y empezar a aprender otras.

Y el amor es un camino posible, sí, pero hay que reflexionar, creo, más sobre el empoderamiento y la salida que le damos a nuestros impulsos, como el enojo, la ira, nuestras ganas de coger, o las frustraciones que podamos tener.

En fin, este artículo era sobre los encuentros fortuitos, las pláticas sabrosas e inesperadas, en general, sobre el contacto con la gente que te deja algo, una reflexión, una experiencia, un cuadro, un sentimiento.

Iba a contar sobre mi plática con el licenciado Gavril Farkas, pero ya lo puse. Mejor a la otra subo una entrevista que le hice a mi hermana que también es una persona que me regala cosas muy bonitas. Ya les cuento.

Mayair, conecta tres puntos mayas

El primer vuelo de Mayair, que cubrirá la ruta Cozumel-Cancún-Mérida, fue "bautizado” ayer al llegar al aeropuerto meridano, donde se habló de esperanzas para mejorar la comunicación regional.

"Le apostamos a un éxito", manifestó Jaime Valenzuela Tamarís, director de la empresa que a diario cubrirá esa ruta con dos vuelos, uno por la mañana y otro por la tarde.

Los directivos de la empresa llegaron en el vuelo inaugural y fueron recibidas por los titulares de Turismo y Economía, Juan Martín Pacheco y Diana Castañeda Medina.

"Bautizar un avión como lo que se hizo hoy es signo de esperanza. Es como tener un nuevo hijo en el aeropuerto”, expresó el director de Asur, Héctor Navarrete Muñoz.

Agregó que el futuro de la aviación son las líneas regionales, como el caso de esta nueva empresa, cuyos planes seguirán con unir el Caribe con Chichén Itzá.

El vuelo salió de Cozumel, hizo escala en Cancún y llegó a Mérida poco después de las nueve de la mañana (Rudecindo Ferráez García).

martes, 9 de marzo de 2010

Yo clasifico curvas


Como ya es sabido, nuestros hijos deben acabar su tarea de matemáticas en una sola tarde, resolver los problemas correctamente, y escribir los resultados de manera clara generalmente en no más de una página por cada uno.

Pero ¿qué pensaría usted si le cuento que un solo problema de matemáticas puede necesitar de unos 450 años de trabajo, de echarle coco, por así decirlo?

En 1637, el matemático francés Pierre de Fermat formuló una lista de 10 problemas no resueltos, el último de los cuales lo dejó, involuntariamente, para la posteridad.

El galo aventó ese trompo a la uña de los demás investigadores amantes de los números y las ecuaciones antes de retirarse de este mundo.

Pasaron al pizarrón diversos científicos que aportaron algunos avances parciales al resultado, pero fue hasta 1995 que el matemático inglés Andrew Wiles entonces de 43 años, dio con la solución final.

“He platicado con Wiles, hemos coincidido en algunos congresos, ahora trabaja en Princeton”. Eso me lo está diciendo ahora Gavril Farkas, un matemático de 36 años nacido en Rumania en donde estudió la licenciatura.

El investigador, quien ha estudiado en Holanda y trabajado en Estados Unidos por varios años, es la máxima autoridad en el mundo en un tema tan especializado como desconocido para el resto de los mortales: la clasificación de curvas, un asunto que podrá parecer del pleno dominio de cualquier taxista, pero en cuanto a las matemáticas, es una rama muy utilizada por la geometría algebraica.

Delgado, alto, de tez blanca, Gavril Farkas es profesor en la Universidad Humbolt de Berlín, el mismo instituto en el que trabajó Albert Einstein antes de huir del nazismo en 1933. En esa universidad, el científico rumano imparte dos cursos por semestre y el resto del tiempo se dedica a investigar.

Unas matemáticas guapachosas
“En los últimos diez años ha estado de moda una rama conocida como geometría tropical”, me dice. Y lo primero que me viene a la mente es cierto tipo de música, un baile lleno luces geométricas y mucho sabor. “¿Y por qué se le llama tropical?”, le pregunto, “¿no se refería más bien a algo relacionado con tópicos, por qué trópicos?”

“Ah”, dice Farkas, “es que el matemático que la trabajó en los años 50 estuvo algún tiempo en Brasil.

“En realidad era un emigrante de origen húngaro que se instaló en Francia. De ahí fue a Brasil y a su regreso, sus colegas franceses se preguntaron, ‘¿cómo le llamaremos a este tipo de geometría?’, y alguien se le ocurrió: ‘ya que él estuvo en Brasil, llamémosle geometría tropical’”, dice sonriendo.

“Y bueno, la geometría tropical no se baila, supongo. En términos prácticos”, le pregunto”, ¿al menos se tararea? ¿de qué se trata esta rama?”.

“Es una especie de diccionario que traduce un problema geométrico en un problema combinatorio. Se resuelve, y luego se regresa. Es un cambio de perspectiva”, explica.

Mientras nos despedimos, pienso que 450 años es mucho para un problema matemático... Quizá toda un tarde, también.

lunes, 8 de marzo de 2010

domingo, 7 de marzo de 2010

Desvanecimiento de los recuerdos

No sé en qué momento dejé de voltear atrás, pero seguro fue en algún momento de los últimos doce meses.
No sé cómo el barco de mis recuerdos se fue separando de la orilla de mi vida, del pedazo de playa que hoy descalzo camino. No sé cómo esos recuerdos fueron desapareciendo en el horizonte. Sólo hasta que quienes aún intentan caminar con el agua a la cintura muestran un trozo de mi arqueología sentimental que se han encontrado tan fácilmente como si nunca se hubieran alejado lo suficiente de mis naufragios amorosos, sólo hasta entonces yo me descubro extrañado.
Me dicen: "¿Recuerdas este punto de la ciudad?¿Recuerdas aquella llamada a las tantas? No, no me acuerdo. "¿Recuerdas cómo me llamabas, lo escribiste?". No, tampoco me acuerdo.
Yo, que he fijado tantas fechas con alfileres en un mapa que se está haciendo pedazos, que he levantado un reporte puntual de la noticia que siempre ha sido para mí el amor, hoy no encuentro novedad ni asombro, intensidad ni sentido en recuperar lo vivido, lo ya muerto.
Cómo es posible, me pregunto, que reciba impávido una señal de vida, un guiño, una palabra de alguien por quien hace unos años habría sido capaz de levantarme dos horas antes y cruzar la ciudad para estar con ella quince munutos.
Uno decide cómo se gasta el parque, pero en cuanto a los cañonazos de amor, esos no se compran ni con 50 mil pesos. No, el amor no se compra. Claro que no.

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Las relaciones suelen tener tantas ventanas que a veces con una que se quede abierta es suficiente para que el viento revuelva el escritorio, las negociaciones y las esperanzas, y al volver encontremos un pequeño desorden ahí donde había flores y un aroma de amor en el ambiente. Nada de gravedad.

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No envidio al rico ni al poderoso, sino al que, dueño de su silencio, puede sentirse acompañado siempre por su voz interior y sentir paz.

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Me cité con dos chavos este fin de semana en un sitio de gratos recuerdos. Les llevé unos libros míos que me habían pedido y algunos de otros autores. Sus comentarios me hicieron saber no sólo que me habían leído con amable interés, sino que aún se acordaban. Gracias a Anaís y a Daniel, que me mostraron su credencial de lectores de este humilde tecleador. Chingado.

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Regresé a mi otra realidad pero me traje lo más esencial. Me fijé y ya vi que sí me lo traje.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Volaris llegará al DF

Finalmente Volaris hará su entrada triunfal al aeropuerto Benito Juárez de la ciudad de México. La aerolínea de los amigos, de los socios pues (Carlos Slim, Pedro Aspe, principalmente) llega a 22 aviones (Viva llega a 11) y abre su asiento lugar y tabla con un vuelo diario nada menos que a Tijuana, hombro derecho de la patria. Hay que tener mucha energía para echarse uno diario por los rumbos de Tijuana, lo digo porque desde el DF es un brinco de casi tres mil kilómetros y casi tres horas. Sí así está la pista, cómo estará la pisada.

No se sabe si Volaris cambiará su centro de operaciones que desde hace cuatro años ha estado en Toluca, el aeropuerto al que Peña Nieto le dio una renovada bastante fuerte (le quedó bien chingón, que hasta un Pans&Company tiene. Sólo la pista mide 4.3 kilómetros, cuando la mayoría de las pistas grandes del país miden cerca de los tres kilómetros). Por cierto, a Toluca sólo entraban cuatro aerolíneas: Aeroméxico, Volaris, Continental e Interjet. Tampoco sabemos si Volaris dejará la plaza de Toluca

Bueno, el punto es que Volaris cumple cuatro años y finalmente usará el aeropuerto del DF. La empresa ya vende su vuelo sencillo en 999 pesos precio final, entre el DF y Tijuanita volando entre el 22 de marzo y el 3 de abril.

Pregunta del día: ¿Tuvo algo que ver la caída de Aviacsa, con problemas legales, adeudos, supuestas fallas, con el arribo de Volaris a una mejor posición en el mercado nacional?

Niño dirigió el despegue de un avión de Aeroméxico

De acuerdo a las grabaciones de la torre de control, una voz de pequeño autoriza el despegue de las naves y luego alguien mayor bromea de ello.

Miércoles 03 de marzo de 2010 - 09:14 am. Nueva York (AP). Las autoridades estadounidenses investigaban si un niño dio órdenes a aviones desde la torre de control del aeropuerto Kennedy de Nueva York.

La voz de un niño se oye en grabaciones de cinco mensajes a pilotos que se preparaban a despegar el 17 de febrero. El canal WFXT-TV de Boston obtuvo las grabaciones.

En un diálogo, el niño dice: “JetBlue 171 contacto despegue”. Luego, la voz de un hombre desde la torre agrega: “Eso es lo que pasa, muchachos, cuando los niños no tienen que ir a la escuela”.

El niño luego autoriza un avión de Aeroméxico a despegar y le dice en español: “Adiós amigo”. La piloto de la aerolínea mexicana responde: “Contacto despegue. Aeroméxico 403. Adiós”.

La Administración Federal de Aviación dijo en un comunicado que “ mientras esté pendiente el resultado de nuestra investigación, los empleados involucrados en este incidente no están controlando el tráfico aéreo”.