domingo, 10 de enero de 2010

Despedida a una estrella




Blanca Sánchez en la memoria. El crítico de cine Genaro Saúl Reyes hace un recuento de la trayectoria artística de la actriz fallecida el pasado 7 de enero a los 63 años.




Cuando niño, en las comunidades rurales, como mi añorado San José de Raíces, no contaba con más medios de entretenimiento que el radio y el cine, así que escuchaba casi todas las radionovelas que transmitían en la XET de Monterrey, y en XEW y XEX de México, entre otras; así que reconocía las voces de casi todos los intérpretes, y entre las actrices recuerdo voces entrañables como las de María Aurora Elizondo, Felipita Montes, Felisa Mena Peña, Rita Rey, Velia Vegar, Rosario Muñoz Ledo, Emma Thelmo, Amparo Garrido y Ofelia de la Fuente, entre otras. En una de tantas radionovelas, “La familia Quiñones”, se escuchó la voz de una niña: era Blanca Sánchez de la Fuente, hija de Ofelia, y que con el tiempo se convertiría en una figura fundamental de la televisión simplificando su nombre en sólo Blanca Sánchez.

Conocí la televisión a mediados de los años sesenta, por lo que las primeras imágenes de Blanca Sánchez que tengo se dieron a través del cine; papeles pequeños en “Yo el mujeriego” y “La sombra de los hijos”, pero en septiembre de 1964 se estrenaría una película que he visto una y mil veces: “Los novios de mis hijas”, cuyo reparto indicaba ya una transición en el cine juvenil mexicano: Maricruz Olivier, Héctor Godoy y Alfonso Mejía iniciaban su despedida de los personajes juveniles, mientras Julissa y Blanca Sánchez representaban la nueva generación, y como enlace de ambas generaciones estaba Patricia Conde, que en ese momento era la estrella juvenil por excelencia y también iniciaba su despedida del cine.

El argumento de Josefina Vicens cerraba también una época, porque con ella se agotaba totalmente el esquema juvenil que tanto éxito había tenido, y que tuvo en Alfredo B. Crevenna a uno de sus directores más efectivos.

“Los novios de mis hijas” representó la primera participación estelar de Blanca Sánchez en el cine, y a partir de ahí su imagen fue constante en las pantallas durante el último lustro de los años sesenta, en todo tipo de películas; la vimos lo mismo en melodramas musicales acompañando a Libertad Lamarque y Enrique Guzmán en “Canta mi corazón”, que en comedias simplonas de bajo presupuesto como “Cargando con el muerto” con Manuel Capetillo; o en un episodio del collage sin pies ni cabeza llamado “Los mediocres”, de Servando González.

Llegó a las películas de caballitos en “El Cachorro”, y como toda estrellita de la época no se libró de participar en el cine de luchadores y acompañó a Blue Demon en “Arañas infernales”, participando también en una extraña película que sólo pude conocer por televisión muchos años después de haber sido filmada: “El día comenzó ayer” de Ícaro Cisneros; pero también la tuvimos en los inicios de la carrera de los hermanos Almada en una película de época, una película de capa y espada que se apoyaba en la atmósfera de las leyendas de la colonia para combinar aventura y misterio, pero ya sin el entrañable blanco y negro que tan bien le iba a este tipo de cintas: “Los jinetes de la bruja”.

Por esos años también la vimos en un género que estaba pasando a mejor vida: la comedia melodramático musical edificante (el nombre del género acabo de inventarlo) que incluía galán, galán dramático, cómico, cantante y los infaltables sacerdote y niños menesterosos- Ese coctel se ofreció en “Los tres mosqueteros de Dios”.

Pero todo tiene su recompensa, así, de papel en papel, Blanca Sánchez logra participar en una película que en su momento fue buena, pero el paso del tiempo le ha favorecido y ahora me parece muy buena; una cinta que en su momento podría haberse tomado como una película de caballitos, y que ahora la encontramos inserta en la atmósfera de la tragedia clásica, y desde ahí se ha dado su revaloración: “Tiempo de morir”, que marcó el debut de Arturo Ripstein como cinedirector.

A fines de los años sesenta la imagen de Blanca Sánchez ha quedado bien instalada en la memoria del cinespectador; mucho ayudaron para ello las telenovelas, de las cuales llevaba ya una buena cantidad (la mayoría de las cuales no conocí), y sin ser la protagonista la recordamos muy bien como actriz secundaria en “Agueda” con Angélica María y Antonio Medellín, y en la multiestelar “La Tormenta”. También hay que darle su crédito como apoyo a la carrera de todos estos jóvenes actores de los sesenta al trabajo realizado en las fotonovelas, y Blanca Sánchez fue una figura constante en las fotonovelas de la serie “Cita” y “Chicas”.

Y ya instalados en el campo de las fotonovelas, habría que recordarla en una fotonovela en capítulos que circuló al mismo tiempo que se estrenó la película que adaptaba: “Prohibido”, editada a todo lujo, y en colores. Una interesante estrategia de mercado que permitía que quien leía la fotonovela fuese a ver la película y viceversa, quien hubiese visto la película podría comprar la versión en fotonovela, que se ofrecía en capítulos semanales, con lo que, supongo, se intentaba retomar el esquema que funcionó muy bien a fines de los cincuenta y principios de los 60 con las series “Mi película favorita”, “Fotocine”, entre otras. Pero creo que el experimento de “Prohibido” no funcionó.

Blanca Sánchez tuvo un papel que en otro momento podría haber sido envidiado: Matilde de Frizac en la serie “Cucho el Roto”. Este papel ha quedado en la memoria colectiva interpretado por Amparo Garrido en la radionovela que durante tantos años transmitió la XEW, pero al adaptarla como telenovela resultaba obvio que Amparo Garrido no daba la imagen que de su personaje habíamos creado los radioescuchas, por lo que se requería a una joven y Blanca Sánchez daba todo el tipo. De los actores básicos de la radionovela sólo se conservó a Manuel López Ochoa como Chucho el Roto y a Luciano Hernández de la Vega como don Diego de Frizac. Blanca Sánchez pasó a tomar el papel de Matilde de Frizac, Susana Alexander a la chiflada Carolita de Frizac y María Eugenia Ríos ocupó el papel de Lupita Arriaga. Y con ese reparto de la telenovela se pasó al cine en cuatro películas: “La vida de Chucho el Roto”, “Yo soy Chucho el Roto”, “Los amores de Chucho el Roto” y “El inolvidable Chucho el Roto”.

Hubo otra radionovela que al ser llevada a la televisión contó con la participación de Blanca Sánchez: “Aquí está Felipe Reyes”, que en la XEW escuchábamos con Luis Puente como Felipe Reyes y Arturo Benavides como El Tlacuache. En la televisión el papel de Luis Puente se asignó a Antonio Medellín y Blanca Sánchez fue la dama joven.

El melodrama familiar en el cine mexicano empezó a dar obras blandengues y a fines de los sesenta Blanca participó en melodramas olvidables como “Ha entrado una mujer”, “El juicio de los hijos” y “Mamá Dolores”, de los que sólo salvaríamos “La mentira”, donde interpreta el papel que en la telenovela había hecho Fanny Cano.

Ya entrados en los setenta, creo que su último papel de interés se da en “Tú camino y el mío”, donde se debatirá entre Vicente Fernández y Gregorio Casal, pero en este primer lustro de los setenta en televisión la recordamos más que por su participación en la recién creada Televisa, por dos telenovelas que realizó para Canal Trece (luego Imevisión y ahora TvAzteca): “Los bandidos de Río Frío” y “Los miserables”, así como varios programas de la serie “Los lunes…teatro”.

Para estas fechas por fin pude disfrutar del trabajo teatral de Blanca Sánchez, y confieso que me dejó “apantallado” cuando la vi en el Teatro Monterrey en “Aquelarre”, con Susana Alexander como compañera de escena y dirigidas por Nancy Cárdenas.

Pero en el periodo de 1977 a 1982, que es el lustro que marca la división de la ANDA (Asociación Nacional de Actores) y la formación del SAI (Sindicato de Actores Independientes) tuvimos otra imagen de Blanca Sánchez: la sindicalista. Ella tomó partido por el SAI y como miembro de este sindicato que buscaba terminar las corruptelas sindicales de la ANDA, sin contar con que en México nada se puede hacer sin el visto buenos de los altos jerarcas y por ello nunca pudieron obtener su registro como sindicato, Blanca participó en los trabajos colectivos del SAI, así la tenemos en una breve secuencia de la película “María de mi corazón” y en “Complot petróleo”, que adaptaba la novela “La cabeza de la hidra” de Carlos Fuentes.

En teatro también tuvo participación en obras representativas del SAI, como son “La ópera de tres centavos” con Gonzalo Vega, Enrique Alonso y Rosenda Monteros, entre tantos; puesta en escena cuyo estreno hay que consignarlo no sólo por lo que en escena se veía, sino por lo que fuera de la escena sucedía; pues es una muestra de lo que es capaz la represión sindical, el envalentonamiento de la corrupción y la nula posibilidad de una libertad de trabajo fuera de los cánones sindicales oficiales. Digo esto porque queda consignado que en el estreno de “La ópera de tres centavos” la ANDA trató de impedir que subiera el telón, apoyado por el STIC y demás agentes sindicales del caso; pero no lo logró, porque en plena lucha sindical, los lugares del personal del STIC que se negó a trabajar fueron ocupados por actores miembros del SAI: Joaquín Cordero y Julio Alemán como tramoyistas, Ana Martin como acomodadora, Beatriz Sheridan como encargada de la taquilla, etc.

Luchas de este tipo le tocó enfrentar a Blanca Sánchez también en la televisión. La ANDA entró en pugna con Televisa y el SAI aprovechó el momento para ocupar espacios, así, de la noche a la mañana cambió el reparto de la telenovela “Los ricos también lloran” saliendo del reparto todos los actores que pertenecían a la ANDA siendo reemplazados por gente del SAI, y una telenovela que estaba a punto de iniciar cambió también su reparto y de emergencia entró gente del SAI, prácticamente sin conocer de qué trataba la telenovela y sólo con el fin de conservar un espacio de trabajo (a estas alturas la gente de SAI tenía cerradas las puertas de Canal 13, cine y teatros miembros de la Federación teatral). Fue así como Blanca Sánchez se convirtió en la protagonista de la telenovela “J. J. Juez”.

Hay otros trabajos de esta época del SAI que habrían de recordarse; uno de ellos resulta memorable porque dio la oportunidad de ver a Blanca Sánchez en un plano que no nos resultaba familiar: el teatro de revista. Esto se dio en “Dos tandas por un solo boleto”, en la que Enrique Alonso, el inolvidable Cachirulo, recreó el teatro de revista de principios de siglo XX. El otro trabajo fue “El año próximo a la misma hora”, en la que Blanca Sánchez compartió escena con Rogelio Guerra. Esta última vale la pena recordarla no porque haya sido una gran puesta en escena, sino por su reparto y lo que ambos significaron para el SAI. En su origen, el SAI tuvo como dirigente fundamental a Enrique Lizalde. Cuando Lizalde deja la Secretaría General, es Blanca Sánchez quien ocupa la Secretaría General, y a quien le tocará enfrentar a los primeros grupos que desertaron para regresar a la ANDA, y luego de ella el Secretario General fue Rogelio Guerra, a quien le tocará dar por concluida esta lucha del SAI.

En fin, visto este recuento, que apenas llega a los ochenta, es suficiente para reconocer la importancia de Blanca Sánchez en el ambiente artístico mexicano

Genaro-Saúl Reyes Calderón

1 comentario:

  1. http://vannybrugnoli46.wordpress.com/2010/03/24/blanca-sanchez-actriz/


    Vanny Brugnoli Mayor-Duarte(Publirelacionista Blanca Sánchez(r.i.p)
    1946-2010)
    Muy Agradecida por la semblanza artística contada desde su prpia vivencia sobre la carrera de la inolvidable Blanca este 7 de marzo se cumplen 4 meses de su fallecimento,gran amiga mia!
    SU ESTRELLA BRILLA AUN MAS!

    CORDIALMENTE
    VB

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